Pasajes de la Historia XXIX: La Biblioteca de Alejandría.

Reconstrucción del interior de la Biblioteca de Alejandría, según O. Von Corven.
Año 331 a.C., Alejandro Magno fundó Alejandría para que fuera la gran ciudad del Mediterráneo y la nueva capital de Egipto. Una sublime ciudad ex novo en el Delta del Nilo, que fue diseñada por el arquitecto Dinócrates de Rodas, basada en un plano hipódamico u ortogonal. Con grandes y rectas calles que se cortaban en retícula y que la convertían en una ciudad cómoda, muy amplia, llena de grandes jardines y lagos. Con gran importancia de su puerto, con su célebre Faro, una de las siete maravillas de la Antigüedad, construido en el siglo III a.C. y que contaba con unos 100 metros de altura (ver Maravillas del Mundo Antiguo IX: La Alejandría de los Ptolomeos). Alrededor del puerto se situaba el distrito real de los Ptolomeos, sucesores de Ptolomeo I, gran general de Alejandro, donde estaban los templos y palacios principales, además estaba el Museo que albergaba la famosa Biblioteca de Alejandría.

Plano de los Reinos Helenísticos, destacan el de Seleuco y el de Ptolomeo, dos generales de Alejandro.
Dicha Biblioteca, gran centro del conocimiento en el mundo antiguo, fue creada pocos años después de la fundación de la ciudad, para contener y salvaguardar la totalidad de las obras del saber universal, de todos los reinos e imperios. La colección va creciendo y a mediados del siglo III a.C., cuando estaba dirigida por Calímaco de Cirene, gran poeta clásico, la Biblioteca contaba, según Aulo Gelio, con unos 500.000 volúmenes. Fondos que se fueron incrementado hasta las 700.000 obras con otros míticos bibliotecarios como Demetrio de Falero o Apolonio de Rodas. El puesto de director o bibliotecario era de gran trascendencia y fue ocupado por ilustres editores como Zenódoto o Eratóstenes, que editaron las primeras ediciones canónigas de Homero, Euclides o Arquímedes. La Biblioteca como otros centros del saber de los Ptolomeos no eran públicos, eran centros de investigación exclusivos para sabios. 

Fundación de la Biblioteca de Alejandría por Ptolomeo I,  según  Vincezo Camuccini. 
Otras fuentes hablan de 500.000 rollos de papiro (unos 900.000 manuscritos), su catálogo de volúmenes ocupaba más de 120 rollos. Cifras engrosadas por la tradición, que, no obstante, dejan bien claro que estábamos ante del centro supremo del saber antiguo. Y nos dan una idea del impacto que para la cultura y el conocimiento tuvo su destrucción, toda una hecatombe cultural que aún hoy continúa siendo un misterio para los historiadores. La garante de la cultura y sabiduría universal clásica desaparecía con todos sus volúmenes, y no podemos concretar ni la fecha exacta del desastre ni quienes fueron sus autores materiales. Solamente, nos queda centrarnos en las fuentes históricas sobre el tema e intentar hacer una línea temporal que nos aclare el enigma de la Biblioteca de Alejandría. 
Ptolomeo I, fundador de la Biblioteca a inicios del siglo III a.C.
Sabemos que en el 124 a.C., tras una sangrienta guerra civil, llegó al trono de Egipto Ptolomeo IV, iniciándose el declive de Alejandría. Se inaugura un periodo de inestabilidad, que lleva a la fuga de muchos intelectuales y sabios de la capital de los Ptolomeos, y como consecuencia una importante crisis científica y cultural. En el 47 a.C., el historiador romano Plutarco, nos atestigua la guerra por el trono entre Cleopatra VII y su hermano Ptolomeo XIII. Una guerra en la que Roma, la nueva gran potencia del mundo conocido, va a intervenir por mediación de Julio César, que apoyaba a Cleopatra en sus aspiraciones al trono. César y Cleopatra vencen tras defender el Palacio de los Ptolomeos, que sufrió un largo asedio. Durante el ataque parte del palacio real sufrió un incendio, se dice que se quemaron numerosos libros que César tenía pensado llevar a Roma. Plutarco llegó a acusar a Julio César de la destrucción de la Biblioteca, obviamente se equivocó, lo más seguro es que apenas fuera afectada por este incendio. Además se sabe que, posteriormente, Marco Antonio, cuando busca refugio en Alejandría junto a Cleopatra, donó numerosos libros a la Biblioteca que precedían de Pérgamo, en compensación por la parcial destrucción anterior.

Julio César y Cleopatra, según Jean-Léon Gérome..
Marco Antonio y Cleopatra son derrotados por Octavio (Augusto), Cleopatra fue la última reina de la dinastía de los Ptolomeos, que durante tres siglos gobernaron Egipto. Desde ese momento Egipto pasa a formar parte del Imperio Romano. Alejandría, aunque mantuvo durante cierto tiempo su brillantez, fue decayendo de forma lento y constante, en lo comercial y político, pero también en lo cultural y con ella su magnífica Biblioteca. En principio, se mantuvo como gran centro del saber clásico al que acudían intelectuales de la talla de Estrabón, el gran geógrafo romano, Estrabón mencionó el carácter cosmopolita de Alejandría, su amalgama racial y social, y lo difícil de gobernar de sus gentes. Entre ese carácter y la falta de un gobernante fuerte, Alejandría irá perdiendo, lógicamente, pujanza ante Roma. La Biblioteca se ve afectada dejando de lado su idea de albergar la globalidad del saber universal y centrándose en mantener y conservar sus fondos, además de seguir con las traducciones al griego. Los siglos II y III d.C., con la gran Crisis del Imperio Romano, la decadencia de Alejandría se vería aseverada. En el siglo II una terrible peste arrasa Egipto, y el siglo III con constantes guerras y conflictos políticos remataron la otrora gran capital ptolemáica. La grave crisis económica, social y política hace que cada vez sea más compleja la labor de centro cultural de la Biblioteca.

Grabado que representa el incendio en Alejandría durante la guerra por el trono del año 47 a.C.
Así llegamos al año 272 el emperador Aureliano en su guerra contra la reina Zenobia de Palmira irrumpe en Alejandría y la deja muy dañada. Posteriormente, en tiempos de Diocleaciano, Alejandría es arrasada y el barrio palacial, que contenía la Biblioteca, quedo muy afectado. Es muy probable que en esas dos destrucciones la biblioteca fuera vaciada y/o destruida, la gran Biblioteca del Museo. Pero es que había otra biblioteca en Alejandría, la del Serapeo (templo dedicado a Serapis, dios sincrético creado por Ptolomeo I) por lo que la confusión aumenta.

Escasos restos actuales del Serapeo.
La proclamación del Cristianismo como religión oficial del Imperio en el año 380, con Teodosio, no fue tampoco la salvación de la Biblioteca, que ya estaba muy dañada. Los volúmenes que contenía eran el paradigma del paganismo, y los edictos radicales de Teodosio, contra el paganismo, instigaron a cristianos exaltados a destruir templos y centros del conocimiento pagano y clásico. En ese contexto antipagano, en el año 391, la Biblioteca del Serapeo, que muchos confunden con la Biblioteca original, fue destruída por la barbarie absurda del patriarca Teófilo. Cirilo, sucesor del intransigente Teófilo, azuzó en el año 415 un movimiento contra el paganismo que acabó con la vida de última gran intelectual de Alejandría, la filósofa y científica Hipatia de Alejandría, y se destruyó su relevante biblioteca personal. Poco quedaba ya de la gran Alejandría como centro del saber universal, sucesivas destrucciones habían acabado con ella y con su Biblioteca. En ese siglo V, el teólogo Osorio la visitó y da fe de no queda casi nada, sólo templos y archivos vacíos. 

Plano de Alejandría en tiempos de Hipatia, incios del siglo V.
Las destrucciones y males contra Alejandría no cesaron, a inicios del siglo VII otra guerra absurda, en este caso por el trono de Imperio Oriental o Bizancio entre Focas y Heráclito, el legitimo emperador, arrasa lo queda de Alejandría. Al poco, en el año 618, Cosroes y su imperio Persa conquista Egipto y deja su huella de destrucción en la antigua sede del saber universal, aunque, finalmente, Heráclio, el nuevo emperador de Bizancio, recuperó Egipto. Y por si fuera poco, en el año 640 el Imperio Bizantino es atacado e invadido por los árabes, Egipto y Alejandría caen en manos de líder árabe Amr Ibn al-As. Según las fuentes tradicionales, árabes y cristianas, esa conquista supone la definitiva destrucción de la Biblioteca de Alejandría. Ya que a pesar del intento de intercesión del teólogo Juan Filopono, Amr Ibn acatando una orden del Califa Omar destruyó todos los libros, los pocos que quedaban tras siglos de constantes destrucciones, que se oponían a la única verdad del Corán.

El imperio Romano en tiempos de Teodosio, hacia el año 400.
Un hecho fue puesto en duda y desmentido por el historiador inglés del siglo XVIII Edward Gibbon, que afirmaba que la destrucción árabe era una forma de disculpar a los verdaderos responsables de la destrucción de la Biblioteca de Alejandría, los cristianos. Pero, como ocurre con muchas de las fuentes históricas clásicas y actuales, Gibbon se dejó llevar por su ideología, la Ilustración era anticlerical, y culpó de todo a Teófilo y a los fanáticos cristianos. Pero, en parte, estaba errado, ha quedado demostrado que el fanatismo de Teófilo destruyó la Biblioteca del Serapeo, que no era la célebre gran Biblioteca del palacio de los Ptolomeos, aunque eso no quita relevancia a su acto infame. La idea de Gibbon ha calado en muchos investigadores posteriores, pero no tiene sentido dejarse llevar por la ideología, y simplificar un proceso tan complejo como la destrucción de la Biblioteca más célebre de la Humanidad. 

La magnífica Biblioteca de Celso en Efeso, la tercera en discordia en la Antigüedad, tras Pérgamo y Alejandría.
En definitiva, la explicación más plausible, desde mi punto de vista, es la de un proceso progresivo y una destrucción paulatina de la famosa Biblioteca Real alejandrina. Los constante asedios, incendios y guerras, que hemos ido relatando con anterioridad, acabaron con ese gran centro del saber antiguo y universal. Seguramente, cuando llegaron los musulmanes de la Biblioteca clásica poco o nada quedaba, pero si había nuevos textos, muchos de ellos cristianos y otros clásicos, se sabe la presencia de escritos de Aristoteles cristianizados. En mi opinión, lo más probable es que la famosa Biblioteca Real de Alejandría ya quedó dañada de muerte en los siglos III y IV con las destrucciones de Aureliano y Diocleciano. El problema principal es que aún hoy se producen este tipo de hechos, destrucciones culturales y de patrimonio por motivos religiosos e iconoclastas. El ejemplo más reciente son las destrucciones del Museo Nacional de Mosul (Irak) o de los yacimientos de las ciudades milenarias de Hatra o Nimrod, que el denominado Estado Islámico está perpetrando con total impunidad. La historia se repite y el ser humano no aprende de sus errores, una pena. 

Bibliografía: 
E. M. Forster. Alejandría. Seix Barral, Barcelona, 1984. 
H. Escolar. La Biblioteca de Alejandria. Gredos, Madrid, 2001. 
D. Hernández de la Fuente. El final de la Biblioteca de Alejandría. Historia de National Geographic, nº 130, 2014.
Fotos: Wikipedia y National Geographic. 

Comentarios

  1. Gran entrada Peter, una vez aprendiendo de los post que escribes. Un abrazo y una petición para un post sobre Pergamo.

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    1. Gracias amigo, es un placer que pases y leas mis entradas. Sabes jeje la entrada de Pérgamo está hecha hace tiempo: http://pedro-mundodebabel.blogspot.com.es/2012/12/maravillas-del-mundo-antiguo-xi-pergamo.html

      ya me dirás si te gusta, un abrazo amigo.

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  2. Muy brillante amigo,.. le voy a pasar la lupa pq loi merece,.. Salu2

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  3. Hola Pedro,.. ola a todos,.. h visto tu perfil,.. h visto q Drákula s tu peli favorita,.. imagino q starás muy puesto n vampiros,.. una ntrada podría ser,.. antes d seguir leyendo,.. gracias !

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  4. Hola, Pedro: Como siempre, gran entrada; para leer despacio y aprender, pues son muchos los hechos y datos que relatas. Una pena que la destrucción de la cultura siga dándose en nuestros días y que el fanatismo de unos pocos tenga consecuencias para toda la humanidad.
    Hasta la próxima! Un cariñoso saludo.

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    1. Muchas gracias Selegna, agradezco enormemente tus visitas a mi blog, palabras como las tuyas hacen que tenga sentido seguir escribiendo en Mundo de Babel, saber que alguien aprende con lo que dices y escribes es mi meta.
      Como dices es una pena todo lo que está pasando en el mundo, que algunos nunca aprenden y el fanatismo se apodera de ellos. Encima. últimamente, atacan también a la ya débil cultura universal, lo que hace pensar y emocionar no les interesa a los fanatismos.

      Otro saludo!!

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