Joyas del Románico I: Iglesia de San Martín de Tours (Frómista, Palencia, siglo XI).

Fachada y entrada principal de Frómista, con sus exóticas torrecillas. 
En la Europa Medieval del siglo X va a surgir un nuevo estilo artístico y arquitectónico, el Románico, el primer estilo internacional europeo medieval. Se extendió a todo el occidente cristiano, siendo la expresión artística de una época marcada por tres procesos históricos muy relevantes. En primer lugar, el terror al año mil, el mito milenarista medieval, por una serie de circunstancias políticas (invasiones normandas, musulmanas) y unido a la oscura profecía del Apocalipsis, se extendió el temor entre las gentes y la vida cotidiana. En segundo lugar, las peregrinaciones, la importancia que adquieren los monasterios en los siglos X-XI, por la tenencia de reliquias que los convierte en centros de afluencia de masas, surgiendo en su camino edificios para el culto marcados por una serie de rasgos comunes (“Arte de un camino”) a destacar Jerusalén, Roma y Santiago. Y en tercer lugar, el feudalismo, el románico es la manifestación artística del sistema feudal, un arte monástico, rural y aristocrático, como expresión de la superioridad social de los estamentos privilegiados.

Mapa de Camino de Santiago Francés, uno los procesos claves de Románico
El término Románico se acuña en el siglo XIX, al ponerse en boga los estudios de las lenguas Romances, y por sus concomitancias con el arte romano. Se denominó Románico al arte desarrollado en la Europa cristiana entre los siglos X al XIII. Un arte innovador en lo estructural y lo decorativo, siendo resultado de la fusión de la tradición romana, de las influencias orientales (Bizancio) y de elementos prerrománicos (paleocristiano, visigodo, carolingio, asturiano, mozárabe). 

Vista nocturna de la pureza románica de San Martín de Tours, una joya.
En el Románico lo habitual era que el maestro o cantero no tuviera conocimientos de geometría o aritmética, lo que era suplido por la experiencia de obra, que les permitió avanzar en las técnicas arquitectónicas. No proyectaba sus obras en un dibujo o croquis, las pasaba directamente de la mente al solar, que actuaba como gran plano a tamaño natural. Las cuadrillas volantes de canteros difundían las primeras formulaciones del románico basadas en la claridad y en formas geométricas simples para plantas y alzados. El edificio era concebido como un organismo, la longitud de la iglesia no es arbitraria debía ser múltiplo del ancho de la nave central. La estructura es resultante de las necesidades de la liturgia y de los fieles, por lo que en general presenta una disposición longitudinal oeste-este.

Austeridad interior, vista de la nave principal con su bóveda y gran arco fajón.
La arquitectura románica se caracterizaba por la monumentalidad y la solidez a través de la bóveda de piedra, escasos vanos, horizontalidad y poca altura. Casi siempre planta basílical y tres naves, crucero resaltado con un tramo de bóveda más alto, y el cimborrio en el crucero sobre trompas o pechinas. Se inicia en Italia, y se extiende por Francia, Alemania e Inglaterra. Y en los reinos peninsulares, aunque su Feudalismo no es pleno, el románico se extiende a lo largo del Camino de Santiago, por Cataluña, Aragón, Navarra, Galicia y Castilla. Un arte marcado por la perdurabilidad, austeridad y racionalidad adaptado a la liturgia y la acogida de los fieles. Esto es, el arte del espiritualismo, del recogimiento y de la religiosidad medieval.

Vista de San Martín de Tours, monumental, bella y sólida.
El románico castellano cristaliza en la Iglesia de San Martín Tours en Frómista (Palencia), al calor del camino de Santiago, a fines del s. XI. Se trata de la Iglesia del monasterio benedictino de San Martín (desaparecido) construido por encargo de Doña Mayor de Castilla, condesa castellana y viuda de Sancho III el Mayor, rey de Navarra. Sublima el esquema constructivo de Catedral de Jaca o San Isidoro de León, siendo paradigma absoluto y cenit del románico español del siglo XI. Durante la Edad Media y Moderna se le hicieron reformas y añadidos, como una portada apuntada, una sacristía nueva o un campanario terrible sobre el cimborrio original.

Interior del cimborrio, para ver su sección cuadrada y como las pechinas entre vanos permiten el paso al octógono.
Esos añadidos van a ser eliminados en una relevante restauración a finales XIX, a cargo del arquitecto Manuel Aníbal Álvarez, tras ser declarada Monumento Nacional en 1894. Estaba deteriorada y amenazaba ruina, por lo que se restaura y se regresa al estado original del Iglesia, románico puro. En 1904 se abre al público, una restauración que como todas genera polémica, por la excesiva limpieza de la piedra. No obstante, para mi, recupera a Frómista en su máximo esplendor y belleza, de un edificio íntegramente románico. Una auténtica joya visual y arquitectónica puede ser contemplada en su totalidad y ser rodeada a pie al completo, lo que nos ofrece una total perspectiva de su estructura, elementos y planta. 

Planta Basilical de San Martín de Tours, vemos como el crucero no resalta en planta y anchura de la nave central.
Es puro románico longitudinal, austero y racional de escasa altura, con una proporcionada planta basílical rectangular que se combina con la cruz latina. Compuesta por tres naves rematadas por bóveda de cañón y arcos fajones, la central dobla en anchura y altura a las laterales, todas rematados por sus ábsides circulares. Cada nave cuenta con cuatro tramos separados con pilares cruciformes y semicolumnas adosadas, es decir, los elementos constructivos del románico en su máxima expresión. 

Vista exterior de los ábsides laterales circulares
En el exterior destacan por sus formas románicas perfectas en sillares cortados con gran perfección y en unos muros marcados por su solidez y escasez de vanos. Destacando los ventanales de medio punto de los ábsides laterales, compuestos por una doble arquivolta con preciosas y pequeñas columnas con capiteles. Por el grueso muro, a modo de cornisa, se extiende una moldura ajedrezada en varias alturas, que también se encuentra sobre los vanos de los ábsides. Otro excepcional elemento decorativo exterior con los sublimes e interminables filas de canecillos que transcurren bajo los tejados y aleros de las puertas. Se calculan más 300 canecillos que representan a figuras fantásticas, animales mitológicas e incluso figuras humanas, dispuestos como gárgolas pequeñas, en un efecto visual fantástico.

Dos de sus múltiples canecillos con figuras de animales fantásticos y mitológicos.
La iglesia cuenta con cuatro entradas o fachadas (dos tapiadas y dos en uso). La principal es pura austeridad del románico con su arco de medio punto, con doble arquivolta redondeada, grueso alfiz flanqueado por dos contrafuertes y dos pequeños vanos circulares a ambos lados de la entrada. Destacan sus dos torres cilíndricas, en ambas esquina de la fachada principal, una torrecillas que le dan un aire diferente y exótico a la Iglesia de influencia carolingia (prerrománico alemán). Adornadas con los mismos tipos de pequeños vanos del cimborrio y la moldura ajedrezada bajo el tejadillo, otorgando una belleza especial a la Iglesia. 

Vista exterior del sublime cimborrio octogonal.
En el centro del crucero, sin resaltar en planta, se alza el mencionado cimborrio octogonal clásico románico, sobre una sección cuadrada con unas trompas o pechinas entre vanos, que permiten el paso del cuadrado al octógono. En su exterior, esos pequeños vanos con los mismos elementos que los ventanales de los ábsides, los canecillos y la moldura ajedrezada. El interior es puro románico austero, espiritual y poco iluminado, para acentuar el recogimiento. Destacar la decoración escultórica de los capitales con elementos vegetales, animalísticos y narrativos. Y la moldura ajedrezada del exterior también recorre los muros de las naves interiores a diversas alturas. Hay que mencionar el Cristo crucificado del ábside de la nave central, una joya del siglo XIII.

Vista del abside principal de la nave central con sus tres naves (punto de mayor luz de la Iglesia) y el valioso Cristo del Siglo XIII.
Magnífico capitel de San Martín de Tours. 
En definitiva, la Iglesia de San Martín de Tours en Frómista es la pureza suma del románico castellano y peninsular. Contemplarla es conocer la perfección del románico, la espiritualidad y la racionalidad de un estilo religioso, rural y feudal, que alcanza su cenit en esta bella iglesia de Palencia gracias a la pujanza del Camino de Santiago. 

Bibliografía: 
J. Cobreros. Guía del románico en España. Anaya, Madrid, 2005. 
F. De Olaguer-Feliú. El arte románico español. Encuentro, Madrid, 2003.

Comentarios

  1. He de reconocer que estos temas me cuestan leerlos por mi ignorancia respecto al arte y construcciones antiguas, espero poder seguir aprendiendo leyendo tu post. Un abrazaco.

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    1. César, gracias por comentar. Es normal temas de arte con muchos conceptos artísticos y arquitectura románica, entiendo que te cuesten. Otro abrazo, ya habrá otras entradas que te cuesten menos.

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