Personajes Singulares de la Historia XXVII: Mecenas.

Busto de Cayo Clinio Mecenas.
Cayo Clinio Mecenas nace en el año 70 a.C. en la ciudad etrusca de Arretium (Arezzo) en el seno de una familia de origen noble. Incluso se decía que descendía de los antiguos reyes etruscos, por parentesco de la familia materna con los llamados Clinios. En palabras de Horacio, uno de sus protegidos escritores, Mecenas era “nacido de reyes antiguos, mi dulce baluarte y honor”. Mecenas era noble desde la cuna, pero nunca quiso pertenecer al Senado, en el cursus honorum siempre se quedo en la escala de los llamados Caballeros, a pesar de que por su poder y círculo de influencias y amistades pudo ser senador. Entre sus amigos y protegidos se encontraba Cayo Octavio Turino (luego Augusto) del que era confidente y consejero desde sus inicios en política. Mecenas siempre fue amigo de Octavio, y cuando en el año 44 a.C. asesinan a su tío Julio César, se pone a su servicio  para hacerse con el poder de Roma. 

Foro Romano donde se forjó la fama y fortuna de Mecenas.
Le ayudó a hacerse con un primer ejército leal, para defender sus derechos y vengar a César. Siendo mano derecha de Augusto en la célebre batalla de los Filipos (Macedonia) en el año 42 a.C. en la que se enfrentaron los aliados, en ese momento, Octavio y Marco Antonio frente a los asesinos de César, Bruto y Cayo Casio. La batalla, a pesar de no tener un claro vencedor, supuso el suicidio de Casio y el inicio del Triunvirato formado por Octavio, Marco Antonio y Lépido. Durante dicho Triunvirato Mecenas actúa como diplomático en favor de Augusto, tiene un importante papel de mediador para la obtención de los tratados de Brundisium y Tarentum, años 40 y 37 a.C. respectivamente, que mantienen vivo el triunvirato. En el tratado de Tarentum se acordaron nuevos repartos entre Octavio y Marco Antonio quedando como tercero en discordia a Lépido, ya mera comparsa. 

Mapa de Imperio creado por Augusto.
Además en el año 40 a.C. Mecenas impulsó el matrimonio entre Octavio y Escribiona, de la familia de Pompeyo, una maniobra para evitar la guerra civil, que la postre fue inevitable. Del matrimonio nació Julia, única hija de Octavio, cuya descendencia gobernaría el imperio forjado por Octavio. Junto con Marco Agripa, Mecenas era el que sustituía a Augusto en las tareas de gobierno cuando estaba ausente, por viajes o batallas. Como por ejemplo en el 36 a.C. cuando Octavio marcha a Sicilia a combatir a Pompeyo, y Mecenas queda al cargo de Roma. Del mismo modo, fue de nuevo gran consejero , junto con Agripa, de Octavio en la famosa y final batalla del Actium (31 a.C). En la que Marco Antonio y Cleopatra fueron derrotados y Octavio, ya como Augusto, se hizo con todo el poder. Mecenas fue clave en la defensa de Augusto y su creación del Imperio, sofocando conspiraciones contra su persona, como la protagonizada por Lépido “el joven” (hijo de Lépido). 

Busto de Octavio César Augusto.
Entre sus coetáneos Mecenas era el perfecto vividor, tenía fama de gusto por los placeres de la vida, de las orgías y las fiestas. Llegaron incluso a verle como un hombre con tintes afeminados, se le acusaba de “superar a una mujer en su dedicación a la indolencia y al lujo”. Se basaban en su forma de vestir y su empeño por llevar siempre el llamado pallium o especie de manto (sobre la cabeza) cuando presidía un tribunal, quizás todo son especulaciones y envidias por su inmensa fortuna. Una fortuna, que al igual que el erario público romano, se incrementó notablemente por las confiscaciones a los senadores no afines a Augusto. Tal era su riqueza que llegó a construirse una gran residencia en el Monte Esquilino, célebre por sus inconmensurables jardines, de los que aún se conserva algún resto. Era una residencia gloriosa donde celebraba grandes banquetes amenizados por músicos y se dice que puso de moda entre la élite romana hábitos tan extraños como comer carne de monos jóvenes. Un epicúreo y refinado anfitrión que gustaba de los grandes placeres y de derrochar su pecunia. 

Restos de una columna de los jardines de la Mansión de Mecenas en el Monte Esquilino.
Mecenas era un gran aficionado a la música, el teatro, la poesía, incluso llegó escribir algunas obras y poemas en los que se trasluce su carácter sibarita, gracias a algunos fragmentos que se conservan de su poema In Octavium. Fue el gran impulsor de las artes y, sobre todo, la literatura al ofrecer protección y apoyo a los grandes poetas y escritores del momento, como Horacio, Propecio o Virgilio. Además de su gusto por las letras, Mecenas quería ganarse a los principales autores de su tiempo por la gran influencia que tenían en la plebe. Un simple poema de Catulo causo grandes agravios a Julio César, al insinuar que tenía un amante llamado Mamurra. Por ello el trasfondo del primer Mecenas de la Historia era también público y político, quería que los grandes literatos y artistas romanos de su tiempo se convirtieran en aduladores del gran Augusto, fundador y pacificador del Imperio. Un objetivo que logró en parte, por ejemplo Virgilio rinde homenaje en su Eneida al linaje de Augusto. Horacio y Propecio no adulaban en exceso a Augusto, pero tampoco extendían rumores que hicieran peligrar la gran visión que la plebe tenía del César, y se dedicaban a sus musas y sus cantos poéticos a sus amores. 

Mecenas presenta las artes liberales a Augusto, óleo de Giovanni Battista Tiepolo, 1743. 
No es que Mecenas se dedicara a comprar a los poetas y artistas, pero si los mantenía en su círculo de confianza, y por tanto, evita agravios contra Augusto. Con su mecenazgo y banquetes adulatorios en los que les ofrecía propiedades o influencia, que algunos rechazaban, por ejemplo Horacio no aceptó desempeñar cargos públicos. Con el tiempo la relación entre Mecenas y Augusto se enfría, Agripa se convierte en la verdadera mano derecha del emperador, y nuestro acaudalado Mecenas queda en un segundo plano. Para algunos se produce por una excesiva cercanía o relación entre la esposa de Mecenas, Terencia, y Augusto. También pudo ser una decisión personal de Mecenas de retirarse de la ajetreada vida pública y retirarse a su mansión del Esquilino, yo me decanto por esta segunda opción. 

Villa de Mecenas en Tivoli, por Jacob F. Hackert.
En sus últimos años se centró en su promoción de literatos y artistas, y en su afición por la música y la poesía. El gran Mecenas muere en el 8 a.C. sin dejar descendencia, y, curiosamente, lega toda su inmensa fortuna a Octavio Augusto. Un hecho que, obviamente, zanja el insinuado posible enfrentamiento entre ellos. El nombre de Mecenas queda para posteridad, su gran fama hace que se utilice para denominar a los protectores y promotores de artistas, literatos y científicos en el Renacimiento, los llamados Mecenas, en honor a Cayo Clinio Mecenas. Los Medicis, los Sforza, los Reyes y Papas de la Edad Moderna son herederos del Mecenas original. Un noble romano que defendió su gusto por los placeres, el arte y la literatura, siendo gran protector y consejero de Augusto, el creador del mayor Imperio de la Historia. 

Bibliografía: 
J. M. Roldán. Historia de Roma. Ed Universidad. Salamanca.1995. 
J. L. Posadas. Mecenas, el amigo de Augusto y los poetas. Historia NG, nº 126. 
Dión Casio. Historia de Roma, Libros L-LX. Gredos, Madrid, 2011.

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