Pasajes de la Historia XX: Los Fenicios, los grandes exploradores de la Antigüedad.

Mapa de la Colonización Fenicia del Mediterráneo.
Partiendo del extremo oriental del mediterráneo fueron los primeros grandes exploradores del mar de la Historia, ya que organizaron una exploración y colonización organizada surcando de forma sistemática todos los mares conocidos y lograron ampliar las rutas marítimas conocidas en la Antigüedad. Los Fenicios son un pueblo semita de la zona de la actual Siria y Palestina, donde se situaba su célebre capital Tiro. El nombre fenicios se lo pusieron los griegos, como tantos otros en el mundo antiguo, los llamaron Phoinikes o Fenicios en relación a la púrpura con la que comerciaban, muy abundante en fenicia. Los fenicios se convierten en una gran potencia comercial del Mediterráneo y fueron los primeros grandes navegantes de la historia, tres siglos antes que los griegos colonizan todo el Mediterráneo. Sus famosos barcos contaban con técnicas que les permiten una mejor navegación: la quilla, la vela orientable, el timonel doble, utilizar el betún o plomo para sellar las juntas de las maderas de sus barcos. Todo ello les permitió realizar grandes expediciones desde el siglo XII-XI a.C., de esa época tenemos la constancia del relato del egipcio Unamón, que hablaba de la existencia de relevantes flotas fenicias. De modo que, desde principios del primer milenio a.C. van a colonizar toda la cuenca mediterránea. 

Moneda Fenicia con su nave con espolón.
Pero no se conformaron con eso, fueron los primeros en atravesar el estrecho de Gibraltar y adentrarse en las tortuosas aguas del Atlántico. Hacia el sur llegaron hasta el actual Marruecos, y se les atribuye la primera circunnavegación del continente africano. Según Herodoto el faraón egipcio Necao encomendaría a una nave fenicia la misión de marchar desde el mar rojo y regresar de nuevo a Egipto, recorriendo toda la costa africana, una misión que duró más de tres años. Hacia el norte llegaron hasta las actuales islas británicas, posiblemente en busca del estaño, y de las llamadas por los griegos Casitérides o “islas del estaño”. La mayoría de estos exploradores son totalmente anónimos, ya que parece ser que sus viajes y exploraciones estaban envueltas en un gran hermetismo, para que no se relevaran sus valiosas y secretas rutas. Sólo conocemos algunos nombres, por relatos griegos y latinos posteriores, como Hanón, que exploraría las costas africanas hasta el golfo de Guinea, o Himilcón, que realizó un gran viaje al norte del atlántico siguiendo una ruta que le trasmitieron en el mítico reino peninsular de Tartessos.

El Golfo de Cádiz en la Antigüedad.
Los fenicios llegan a la Península Ibérica en una colonización totalmente atestiguada por la arqueología y las fuentes clásicas, Estrabón sitúa los primeros asentamientos en el golfo de Cádiz hacia el siglo X a.C. y posteriormente en Onuba (Huelva). La colonia más importante es Cádiz o Gadir (cuidad fortificada), según Veleyo Paterculo en su Historia de Roma fue fundada en 1100 a. C., pero la arqueología sitúa su fundación en el siglo VIII, hacia el 750 a. C aproximadamente. Su origen parece estar asociado a la creación de un templo a Melkart (Heracles), dios más importante de los fenicios. Alrededor de ese santuario surge una destacada factoría mercantil, según Avieno en su Obra Marítima, para la explotación y el comercio de metales (cobre, oro, plata, estaño). ). El comercio de la plata y el estaño fue el objetivo principal de la colonización fenicia de occidente y en particular del área tartésica. 

Estatua del Dios Melkart, islote de Sancti Petri (Cádiz)
Los fenicios se establecían fundamentalmente en islas (Chipre), en promontorios costeros o penínsulas. Todos los lugares elegidos eran buenos puertos naturales, estaban bien protegidos y eran fácilmente defendibles, y normalmente situados cerca de la desembocadura de un río, que les otorgaba la posibilidad de adentrar en el interior, es el caso de Gadir o de Lixus (Marruecos) sus dos colonias más antiguas. También en la península ibérica fundan: Malaka (Málaga), Sexi (Almuñecar) o Abdera (Adra), además de la fundación de Cartago, en la Túnez actual. Que se convertirá en el siglo VII a.C. en una gran metrópoli fenicia que llega a fundar sus propias colonias como Ebussus (Ibiza), además de establecerse en Sicilia o Cerdeña, y en el norte de África, como en Leptis Magna. Una gran colonización que responde a los grandes conocimientos marítimos y los sensacionales barcos de los fenicios, pero también a la situación de sus ciudades más importantes: Tiro, Biblos, Sidon o Berito (Beirut), todas en la zona costera sirio-palestina. Unas ciudades que contaban con magníficos puertos, pero que tenían un territorio para explotar muy exiguo y, por lo tanto, unos recursos limitados. Esa situación hizo que para los fenicios la colonización marítima fuera una necesidad, ante su escasez de tierras y materias primas.

Sarcófago del rey Ahiram I de Biblos, siglo XI a.C. con inscripción en fenicio más antigua.
Además los fenicios se van a especializar en el comercio y la producción de mercancías de lujo: tinte para tejidos, objetos de marfil, vidrio y metales. Lo que les permitió dedicarse a un lucrativo comercio con los reinos e imperios de su época, además con su fama de excepcionales marinos se convirtieron en intermediarios del comercio a larga distancia en la Antigüedad. Practicando una hábil navegación de cabotaje las naves fenicias transportaban plata, hierro, estaño y plomo del mediodía de la península ibérica, además de otros productos como el cobre de Chipre o el lino de Egipto. Y junto a esos productos y sus habilidades técnicas para la mar, también difundieron sus formas de vida, como el alfabeto fenicio que está en el origen de los sistemas de escritura occidentales.

Amuleto de vidrio fenicio.
Según Herodoto, era muy curioso como realizaban los intercambios con los pueblos indígenas. Al llegar a la playa depositaban sus productos allí y regresaban a sus naves hasta la llegada de los autóctonos, que habían sido avisados por señales de humo. Los indígenas tras comprobar la mercancía dejaban al lado de cada producto o materia la cantidad de oro o plata que consideraban que valía ese producto. Un cambio que se prologaba hasta que ambas partes estaba de acuerdo con el trato, y ambos se marchaban sin ni siquiera llevar a conversar.

Relieve de Senaquerib con un birreme fenicio.
Los barcos fenicios fueron utilizados por los faraones egipcios, por los reyes persas y asirios, por el mítico rey judío Salomón o por los los monarcas helenísticos. Gracias al relieve del palacio de Senaquerib en Ninive podemos conocer los dos tipos de barcos fenicios: grandes cargueros redondos para el comercio y las naves de guerra provistas de un espolón de proa en forma de reja de arado, mientras que la popa o parte trasera se asemejaba a la cola de un pez. Todas las naves fenicias eran birremes, con dos grupos de remos, y en popa contaban con un remo timonel doble para facilitar las maniobras en alta mar, en muchas ocasiones además de remos contaban con velas. 

Pecio de Mazarrón.
Destacar el descubrimiento en 1988 de los barcos de Mazarrón (Murcia), los restos bien conservados de dos barcos fenicios, únicos restos de naves fenicias con su cargamento original, en este caso cerámica. Los llamados pecios de Mazarrón han revelado nuevas técnicas fenicias como unir las tablas de madera del barco con plomo para hacerlas más resistentes o que impermeabilizaban el exterior con resina. Uno de los barcos está prácticamente intacto y se puede apreciar su forma curvada o redondeada original y se conserva su ancla de madera, la más antigua conservada. 

Anillo y Cerámica fenicia de un barco de Mazarrón (ARQUA).
En definitiva, la importancia de los fenicios en la Antigüedad es capital, sus barcos y exploraciones son básicas para los griegos, que en el siglo VIII a.C. van a realizar su propia colonización del Mediterráneo. Según Estrabón son los fenicios los que permitieron informarse a Homero sobre occidente, para relatar los viajes de Ulises en su Odisea. Incluso pudieron llegar a América, según una inscripción fenicia encontrada en Recife (Brasil), durante el reinado de Pedro I, y que examinó en 1968 el célebre Cyrus H. Gordon y afirmó que podía ser verdadera. Sin embargo, hay muchas dudas sobre una viaje de tales dimensiones con las técnicas y la capacidad de aprovisionamiento fenicio, no obstante, solamente la posibilidad de que fuera cierto ese viaje demuestra la grandeza de los navegantes fenicios y extraordinaria relevancia en la antigüedad occidental. 

Bibliografía: 
F. Prados Martínez. Los fenicios, del monte Líbano a las Columnas de Hércules. Marcial Pons, 2007. 
F.J. Gómez Espelosin. Fenicios, los primeros exploradores del mar. Historia de National Geographic. Nº 36, 2007. 
M. E. Aubet. Tiro y las colonias fenicias de Occidente. Bellaterra, Barcelona, 1997. 
R. Corzo Sánchez. Los fenicios, señores del mar. Historia 16, Madrid, 1988.

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