Grandes Mitos de la Antigüedad IV: La Leyenda de la Atlántida.

Platón con su Timeo junto Aristoteles en la Escuela de Atenas de Rafael.

La leyenda de la Atlántida surge de la mano de Platón y de sus famosos Diálogos, concretamente en el Timeo y Critias, donde nos relata el mito de esta lejana isla en la que residía una opulenta y extraordinaria civilización. Platón, en plena Atenas democrática, recoge mitos y leyendas anteriores y expone su idea de Estado ideal y utópico. La historia de la Atlántida queda establecida como un mito en la mente de los hombres, un tema recurrente de pensadores, intelectuales y soñadores. La historia de la gran isla que desapareció en un sólo día y que estaba situada más allá de las llamadas columnas de Hercules (estrecho de Gibraltar).

Busto de Platón.

Los Diálogos de Platon son la continuación de su famosa República, en la que nos cuenta por boca de su maestro, Sócrates, su idea de organización ideal de una Polis. Una Polis que Sócrates denominó Calipolis, una ciudad ideal gobernada por un férreo orden militar de guerreros, cuya base sería los productores de alimentos. Los guerreros vivían en una especie de comunismo socrático en el que hasta hijos y esposas eran comunes. Los hijos eran criados en común, y las mujeres tenían las mismas funciones de los hombres. Los más destacados entre los guerreros recibían una formación que duraba hasta los 50 años. Tras eso eran sometidos a un periodo de prueba de cinco años, y si demostraban ser dignos, ecuánimes, y que no se corrompen con el poder, pasan a formar parte de la casta de los filósofos. Unos filósofos, los más aptos, que van a gobernar de forma absoluta, de manera que, la idea de gobierno ideal de Platón era muy diferente a la Atenas democrática de Pericles

Fragmento del Timeo.

En el Timeo Platón, además de explicar el origen del universo y del hombre, nos cuenta por boca de varios interlocutores, uno de ellos es Critias, la historia de la pugna entre la Atenas primitiva y un imperio occidental que quería dominar el mundo conocido, la Atlántida. Platón por boca de Critias nos describe su utópica Atlántida, una ficción basada en una supuesta documentación que Critias encontró en casa del legislador Solón. La ficción se desarrolla hace 9.600 años, mientras que Atenas era una sociedad guerrera, la Atlántida era una opulenta y poderosa civilización. En palabras del propio Critias “... poseían tal cantidad de riquezas que como no tuvo nunca una dinastía de reyes...”. Esta mítica civilización era un archipiélago de islas situado en el océano Atlántico más allá de las columnas de Hércules, límite del mundo conocido. La isla de mayor tamaño se llamaba Atlántida y estaba situada frente al actual estrecho de Gibraltar. Tenía una extensión cercana a la de Libia y Asia menor juntas y dominaba toda Africa hasta Egipto y Europa occidental gracias a su poderoso sistema de gobierno basado en una confederación de reyes.

Templo de Poseidón en el cabo Sunion del Ática.

La Isla contaba con una llanura muy fértil y con un sistema de canales de abastecimiento de agua que permitía dos cosechas anuales. Las diez familias reales de la Atlántida tienen como origen a Clito, hija de Evenor y Leucipe, con la que Poseidón tuvo cinco hijos. La gran cuidad central de la Atlántida fue construida por Poseidón, principal dios de la Atántida, como una bella sucesión de anillos alternativos de agua y tierra. Una civilización muy rica por su fertilidad, riquezas y su comercio, una “... la isla divina, que estaba entonces bajo el sol, producía todas esas cosas bellas y admirables en una cantidad ilimitada”, así lo resumía Platón. Esa opulencia y abundancia hizo que la Atlántida tuviera un gran desarrollo técnico, la cuidad principal con sus anillos concéntricos estaba densamente poblada, contaba con una acrópolis central dedicada a Posiedon y Clito. En ella destacaba el magnífico templo de Poseidón protegido por un muralla de oro, y con muros de plata y cúpulas de oro. De grandes dimensiones, en su interior todo era de oro y plata, con estatuas de oro y marfil de Poseidon y Clito, era un construcción sublime. También en el anillo central, junto a la Acrópolis, se situaba el extraordinario Palacio real, que era todo un prodigio de arquitectura. La sede del gobierno de la Atlántida y estaba lleno de riquezas y rodeado de las casas de los guardianes, y a su lado un gran estadio e hipódromo. Los anillos de tierra estaban conectados por medio de canales cubiertos, y contaban con acueductos, cisternas y baños para el suministro de agua, que partía de las dos fuentes que les procuró Poseidón.

Recreación de la Atlántida de Platón.


La isla central estaba amurallada y todos los canales y puentes fortificados, las casas y murallas estaban hechas con piedras de diversos colores, la Atlántida era multicolor. Su numerosa población se organizaba en distritos que tenían que ver con la guerra, el ejército de la Isla y capital central contaba con un millón de hombres. La Atlántida estaba formada por diez regiones, además de la capital e isla central gobernada por Atlas, primogénito de Poseidón y Clito, había otras nueve regiones. Atlas fue nombrado por Poseidón jefe de sus nueve hermanos, que gobernaban como reyes sus regiones.  Diez monarcas muy poderosos, una monarquía muy fuerte que fue ampliando su territorio. La Atlántida acabo siendo una confederación de ciudades estado gobernadas por un rey principal, bajo las leyes de Poseidón, que se encontraban escritas en una columna de su templo. 
Acrópolis de la Atenas Primigenia. 

Platón nos cuenta con detalle como era esta civilización pérdida, lo que no significa que Platón creyese en su existencia, tampoco podemos decir categóricamente que no. Ni siquiera Aristoteles, su discípulo, negó la historia sobre la Atlántida de Platón como una ficción. Lo que está claro es que este mito que recoge Platón es fiel reflejo de su visión sobre el pasado mítico de Atenas y de la Historia. Para Platón la Historia Universal era un curioso y eterno ciclo, él habla de dos épocas que se suceden, la Época de Cronos, en la que el universo era gobernado por su célebre Demiurgo, o dios supremo. En esa época los hombres nacían del suelo, ya ancianos e iban rejuveneciendo hasta ser críos y regresar a la tierra. Los dioses proveían de todo lo necesario a unos hombres que vivían en manada. Y la Época de Zeus en la que su Demiurgo dejaba de gobernar el universo, abandonaba a los hombres que debían regirse a ellos mismos. Por lo que todo funcionaba en sentido inverso, en esa época vivía Platón, una época llena de destrucción y cuando todo estaba a punto de desaparecer el Demiurgo regresaba para poner orden. De manera que, la historia de la Atlántida se desarrolla justo al inicio de la Edad de Zeus, cuando el mundo aún conserva la grandeza de la época de Cronos y degenera hasta que se produce la destrucción de la Atlántida, y de su Atenas primitiva, por un maremoto. 

Destrucción de la Atlántida

Platón uniría el mito de la Atlántida a esa Atenas primordial diferente a la Atenas democrática. Esa Atenas original era griega, montañosa, austera, no imperial, gobernada como Esparta por leyes no escritas. Mientras que la Atlántida era esencialmente bárbara, llana, comercial, un gran imperio, opulenta y expansionista. Pero la diferencia fundamental para Platón era su sistema de gobierno: la Atlántida estaba regida al modo asiático o persa, por una monarquía poderosa y hereditaria, que no es del gusto de Platón y suele degenerar en destrucción. Mientras que la Atenas primordial representa el ideal de gobierno de Platón, una república aristocrática basada en el conocimiento y el gobierno de los mejores. Platón expone su idea política de recuperar los orígenes puros de la Grecia primordial. En definitiva, propone un sistema político basado en el equilibrio de poderes, en el que sólo unos pocos están preparados para ejercer el poder. El gobierno de los mejores, que contaban como la moral y el conocimiento filosófico que los convertía en aptos para gobernar. Por lo tanto, Platón critica la Democracia ateniense y las teorías de sofistas, como Protágoras, que señalaba que todos los ciudadanos eran aptos para participar en política y gobernar. 

La Nueva Atlántida de Bacon, por el jesuita Athanasius Kircher.

Hay que señalar que ha habido otras Atlántidas, en el Renacimiento gracias a la recuperación de los clásicos y del platonismo, la Atlántida es la base de la Utopia que Tomas de Moro elabora en 1516. Y que claramente se inspiró en el relato de Platón, al describir su isla imaginaria y su gobierno ideal, pacifico, en el que no existía la propiedad privada (al igual que en la utopia platónica). Una Utopia que contrastaba con su belicosa Inglaterra o Europa, llena de absurdas luchas de religión. O es la Ciudad del Sol de Tommaso Campanella, un platónico dominico italiano que teorizó sobre el gobierno ideal en 1623. Una Ciudad del sol gobernada por un sacerdote-rey metafísico ayudado por tres ministros (Poder, Saber y Amor), una sociedad armónica y organizada en siete círculos. Y también es la Nueva Atlántida creada por Francis Bacon en 1624, que desde su propio nombre está inspirada en Platón. Una utopía que otorga veracidad histórica a la Atlántida, que Bacon identifica con el Nuevo Mundo. Era también una isla, en este caso, de los mares del sur, gobernada por una monarquía y sociedad familiar patriarcal, donde se avanza en su sistema de experimentación científica. Como podemos comprobar desde el siglo XVI el mito platónico de la Atlántida ha inspirado ha muchos pensadores políticos, que aún hoy no han dado con la formula del gobierno ideal, más bien todo lo contrario.

Bibliografía: 
Platón. Diálogos. Volumen VI: Timeo, Critias. Madrid, Gredos, 2003. 
E. Richard. En busca de la Atlántida. Barcelona, Grijalbo, 2000. 
P. Vidal-Naquet. La Atlántida: pequeña historia de un mito platónico. Madrid, Akal, 2006.

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