Grandes Iconos Universales X: La Fragua de Vulcano, Velázquez, 1630.


En el año 1630 Velázquez llega a Roma, donde va a permanecer un año, siendo el favorito del Cardenal Francesco Barberini (sobrino del Papa Urbano VIII). Durante ese tiempo se dedica a estudiar los frescos de Rafael en las estancias de los Palacios Vaticanos, donde Velázquez reside, y los frescos de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina. Los reproduce a lápiz y van a ser fundamentales para el pintor, quedando embargado por un velado clasicismo que se hará evidente en sus obras. Además pedirá permiso al Duque de Toscana para residir en la Villa Médicis, donde se aloja dos meses y se empapa de los clásicos de la Antigüedad. Esa influencia del clasicismo se hace patente en los dos principales lienzos de esta época, La Túnica de José y, sobre todo, La Fragua de Vulcano

Vulcano.

Una obra que fue pintada por iniciativa del propio Velázquez y en la que podemos apreciar como su estancia en Italia había modificado notablemente su técnica y estilo. Ya que introduce los modelos y elementos que había estudiado en Roma: mayor sentimiento en un colorismo muy veneciano, su pincelada es más segura y suelta. Además en Roma conoció a contemporáneos suyos como Poussin, se encontró como pez en el agua en esas Academias de Roma y Venecia guiadas por el espíritu libre, donde analizar el paganismo y la mitología serán la base para entender la religión. Cuando Velázquez regresa a Madrid en diciembre de 1631 ya es el más grande pintor de su tiempo, y lo demuestra en su excepcional Fragua de Vulcano.

Idealización de Apolo frente a la humanización de Vulcano.

La Fragua de Vulcano representa el momento en el que un joven Apolo comunica al tullido herrero Vulcano (Dios del fuego y los metales) que su esposa, Venus, había cometido adulterio con Marte, dios de la Guerra, según Palomino... Vulcano (asistido de aquellos jayanes cíclopes en su fragua) tan descolorido, y turbado, que parece que no respira...”. Ante la turbación generada por la noticia Vulcano abandona su trabajo en la fragua, un trabajo que curiosamente era para Marte, el herrero Vulcano estaba trabajando en las piezas de la armadura del Dios de la Guerra. Este episodio es descrito por Ovidio en sus Metamorfosis (4, 171-176) y Velázquez lo representa de forma excepcional sublimado y humanizando un tema mitológico. La sensación de petrificación y turbación de Vulcano y su fragua al recibir la noticia es conseguida de forma sublime por Velázquez.

Los grandes estudios anatómicos de los miembros de la Fragua.

La obra revela de forma clara la influencia que Italia tiene en el pintor, están presentes los ecos de Rafael, Miguel Ángel, Guido Reni o de la estatuaria clásica. Esa influencia la vemos en la figura de Apolo al que representa como un jovenzuelo de rostro especialmente delicado y dulce. Un adolescente rubio de piel nacarada vestido con un manto amarillo y cuyo rostro está cubierto por una aureola de rayos, esos rayos iluminan en parte la penumbra de la fragua. La luz que irradia el joven dios del sol anima la oscuridad de la composición, una fragua solo iluminada de forma tenue por una chimenea en el fondo. En el estudio preparatorio (colección privada de Nueva York) el rostro es aún más dulce, lánguido y sentimental. 

Imagen de Apolo en el boceto previo.
Apolo en la Fragua.
La idealización de Apolo contrasta con las figuras y anatomías de Vulcano y sus ayudantes, que se representan como rudos trabajadores curtidos en el fragor de la herrería. Sus músculos tensos y extraordinarios estudios anatómicos nos reflejan la influencia que en Velázquez tuvo la estatuaria clásica. Los rostros de Vulcano y sus herreros son sensacionales, al expresar de forma sensacional la turbación provocada por la noticia que les da Apolo, todos cesan su trabajo de inmediato, es una instantánea impresionante, todos miran y escuchan con estupor al inesperado visitante. La disposición de las figuras responde al interés de Velázquez de conseguir un efecto espacial, de manera que dispone las figuras en diferentes planos, logrado una perspectiva magistral. Gran maestro de la luz, Velázquez logra con ella modelar la estructura de los cuerpos mostrando unos huesos y musculaturas muy clásicas. Destacar elementos cálidos y luminosos como el trozo de metal enrojecido por el fuego que sujeta Vulcano en su yunque, las llamas en la chimenea del fondo o la luz que irradia la chimenea que nos muestra los cuerpos de los herreros. 

Apolo.
La Fragua de Vulcano muestra la evolución del pintor desde su etapa sevillana, enriqueciendo sus obras con nuevos elementos estilísticos tomados de su estancia en Italia. Destacar las sublimes sandalias de Apolo por su delicado colorido azulenco, la magistral jarra de cerámica blanca que sitúa sobre la chimenea o el azul del cielo que podemos apreciar a través de la puerta de la estancia, situada detrás de Apolo, todos elementos novedosos que animan extraordinariamente la composición. 

Estupefacto rostro de Vulcano.
Lo más destacado de la Fragua de Vulcano, desde mi punto de vista, es como Velázquez humaniza el mito, por la utilización de modelos humanos populares, cuasi vulgares. No es que quiera burlarse del mito, lo que intenta y consigue es mostrarnos el mito como una acción meramente humana. Esa novedosa forma de tratar el mito convierten a esta bella escena mitológica en algo sublime y sensacional. Una de esas obras que no te cansas de mirar, y que trasmite y emociona a partes iguales, otro gran icono universal del para mi mejor pintor de la Historia del Arte.

Comentarios

  1. Bueno, bueno, bueno, Pedro, de que cosas se entera uno! Me gusta mucho Velazquez y este cuadro lo he visto infinidad de veces, pero no sabía la historia; vaya con Apolo! ir a Vulcano con cotilleos; y el pobre hombre en la fragua sudando a más y mejor para hacer la armadura de Marte; no me extraña la cara que se le quedó al pobre...ja,ja,ja
    Bromas aparte, Un post muy detallado, que es casi como estar observando el cuadro en directo, y el guia haciéndote notar los detalles. La próxima vez que lo vea, trataré de acordarme de tus indicaciones.
    Un saludo cariñoso y hasta la próxima

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias Selegna, pues si el dios Apolo (el dios Sol) es lo que tenía era una cotilla que además era capaz de verlo todo jajaja.
      Los mundanos dioses griegos dan mucho juego con sus infidelidades, debilidades, defectos y rivalidades. Si te interesan esas historias mitológicas te recomiendo las Metamorfosis de Ovidio, que describe casi 250 mitos.
      Infinitas gracias por tus palabras, me alegro que te haya resultado interesante y didáctico mi análisis de esta gran obra.
      Otro cordial saludo, y gracias.

      Eliminar
  2. HOla Que Buena Historia Pero Quisiera Saber De Que Periodo Es Esta Obra De Arte

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas Populares:

Maravillas del Mundo Antiguo VII: El Circo Máximo de Roma.

Grandes Iconos Universales XI: La Virgen de las Rocas, Leonardo da Vinci, 1483-1486.

Maravillas del Mundo Antiguo II: El Partenón, Atenas.

Grandes Hallazgos Arqueológicos II: La tumba de Tutankamón.

Grandes Hallazgos Arqueológicos VIII: Nínive, la gran capital del Imperio Asirio.