Personajes Singulares de la Historia X: Alfonso X “el sabio”.


Alfonso X en su corte, miniatura medieval.

Para analizar la figura de Alfonso X partiremos del reinado de su padre Fernando III “el santo” (1217-1252), que reunifica definitivamente las coronas de Castilla y León, que habían permanecido divididas desde la época de Alfonso VII. Es además un reinado en el que se da un gran impulso a la Reconquista al ocupar gran parte de Andalucía, tomando Sevilla en 1248. Fernando III inicia la labor legislativa y organizativa del reino al centralizar la administración castellano-leonesa y elaborar el famoso Fuero Juzgo en 1241 como un cuerpo legislativo legal basado en las leyes visigodas de Recensivinto, que a su vez está inspirado en el derecho romano.

Retrato de Alfonso X.

Le sucede su hijo Alfonso X “el Sabio” (1252-1284) su reinado destaca por su extraordinaria aportación cultural y legisladora. Alfonso X combina hitos excepcionales en las letras, la jurisprudencia y las armas con algunas frustraciones políticas, como el fracaso de sus aspiraciones imperiales. Por un lado, completa el avance repoblador cristiano del Valle de Guadalquivir, terminado la repoblación de la Sevilla almohade e incorporando las zonas de Cadiz y Huelva, además del reino taifa de Murcia. Por otro lado, además de sus éxitos militares, Alfonso X es célebre por su labor en favor de la cultura. Una de sus primeras decisiones es que la lengua castellana se convierta en la lengua oficial de la Chancillería regia (administración central del reino) y de la famosa Escuela de traductores de Toledo, desarrollando una gran labor de corrección y consolidación del castellano como lengua nacional. No obstante, su capital aportación reside en el ámbito jurídico, con la recuperación del derecho romano en tres grandes obras: el Fuero Real, para regular la vida social de las villas y ciudades castellano-leonesas, el Espéculo, texto básico que regula la labor de los jueces, y las famosas Siete Partidas, una obra de excelsa erudición que pretendía dar cierta uniformidad jurídica al reino, y sus disposiciones regulaban los más variados aspectos de la vida castellana. Lo que las convierte en la obra jurídica más relevante de la Edad Media, además de acentuar la pugna entre la monarquía y nobles por el gobierno. Ya que el derecho romano que inspiraba las Partidas legitimaba la superioridad del poder del rey sobre las prerrogativas de nobiliarias.

Libro de ajedrez, juegos y tablas.

En paralelo, a Alfonso X se le atribuye la elaboración de dos grandes obras históricas, redactadas por primera vez en lengua castellana, dejando atrás el latín. Se trata de la Estoria de España, una obra clave en la historia de la literatura castellana la contener en prosa los famosos cantares de gesta del Cid, de Fernán González o de los Infantes de Lara, y la Grande e General Estoria, que intentó ser un compendio de la historia universal aunque quedó inacabada. Asimismo, destacada su aportación a la poesía, para la que eligió la lengua galaico-portuguesa, la lengua de los trovadores y juglares medievales, como base de sus Cantigas de Santa María, una obra maestra de la lírica y la música del medievo. No hay que olvidar, que otro de los grandes aciertos de Alfonso fue acoger en su corte a los más destacados sabios de su época, sin importar su credo o procedencia. Incluso llega a crear un observatorio en el castillo de San Servando al que acuden grandes científicos judíos, árabes y cristianos dando forma a sus Tablas Astronómicas o sus Libros del saber de astronomía, una compilación de astronomía inspirada en Ptolomeo. Hasta llegó a realizar aportaciones en el campo del ocio o otras ocupaciones más mundanas, destacando su Libro de ajedrez, dados y tablas, obra esencial para conocer el amplio muestrario de juegos de las cortes medievales. Esto es, pocos monarcas pueden equiparse a Alfonso X en sus aportaciones culturales y legislativas. Ya que, además de todo lo dicho, Alfonso X desarrolla y facilita el comercio interior con la concesión de ferias a numerosas villas y ciudades. Establece un sistema fiscal y aduanero común potenciando los ingresos de la Hacienda y funda el famoso Consejo de la Mesta.

Cántiga de Santa María nº 2.

Sin embargo, su reinado se fue oscureciendo ante los numerosos problemas que se le plantean. En primer lugar, la gran rebelión mudéjar en tierras andaluzas y murcianas del año 1264, que contó con el apoyo de la monarquía del reino Nazarí de Granada. La revuelta se pudo contener gracias a la ayuda militar de Aragón en la zona de Murcia, donde quedó una importante comunidad mudéjar. Y en la zona del Guadalquivir es sofocada por las campañas de Alfonso en la zona de Cadiz, destacando Jerez, que es recuperada en 1266. Alfonso X tras aplastar la rebelión toma una sorpresiva decisión: la expulsión de los mudéjares de algunas zonas andaluzas, como Jerez, algunos marchan a Granada y otros al norte de África. Una expulsión que supone la marcha de la mayoría de los agricultores de la zona, generándose una especie de despoblamiento del valle de Guadalquivir.


En segundo lugar, hay que mencionar su fallida intentona a la corona de emperador. Él era hijo de Beatriz de Suabia, de la familia imperial Staufen. Además en 1256 se produce llegada a Castilla de una embajada italiana que proponía a Alfonso como candidato al título imperial. Una propuesta aceptada por Alfonso, que pretendía construir un gran imperio mediterráneo. El título imperial se lo disputaban dos candidatos, Alfonso X y el inglés Ricardo de Cornualles. Y en 1257 ambos candidatos son elegidos emperadores, Alfonso es proclamado emperador en Frankfurt el 1 de abril de 1257, pero nunca llegó a ser coronado como tal por el papa Alejandro IV. A pesar de todo, Alfonso insistió y celebró Cortes en Toledo para obtener fondos con los que financiar su costosa empresa imperial. Sin embargo los sucesivos pontífices niegan a Alfonso su coronación imperial, incluso Clemente IV, aliado de la casa de Anjou y contrario a los Staufen, intenta que Alfonso X renuncie a sus pretensiones imperiales. La muerte de su rival Ricardo en 1272 no allanó el camino al rey castellano, ya que el nuevo papa, Gregorio X, truncó definitivamente la empresa imperial de Alfonso. Y en 1275, tras un encuentro con citado pontífice, Alfonso X renuncia al título imperial, dejando atrás dos décadas que suponen unos elevados costes para el reino castellano-leonés.

Las Siete Partidas.

En tercer lugar, el derecho romano de las Partidas suponía el fortalecimiento de la monarquía frente a la nobleza, por lo que se desata toda una conjura nobiliaria contra la forma de gobernar a Alfonso. Revuelta azuzada por los grandes tributos que Alfonso X solicitaba para sus campañas militares e imperiales y los abusos de poder de los merinos y los funcionarios de la administración real. Una nobleza que, según Garcia de Cortazar, “conseguirá en las Cortes de Almagro de 1273 la suspensión de las Partidas y con ellas del derecho romano que legitimaba el recorte por el rey de las prerrogativas nobilirias...”. Como parte del pacto para acabar con la conjura nobiliaria, un acuerdo que reduce el poder del monarca. Además fracasa en su intento de implantar el Fuero real al conjunto de las villas del reino, como una nueva ley municipal común, con la que lograr la homogeneización jurídica de sus reinos. Ya que diversas villas y municipios que contaban con fueros anteriores rechazan el Fuero real, en parte, como respuesta a la presión fiscal de Alfonso sobre sus súbditos y ciudades.

Libros del saber de Astronomía.

Y finalmente, los últimos años de su reinado están marcados por el problema sucesorio al morir su heredero, el infante Fernando, en 1275. Los hijos de Fernando, conocidos como los Infantes de Cerda, eran los herederos por derecho como primogénitos del sucesor. Pero Sancho, segundo hijo de Alfonso, también pretendía el trono. De manera que, el enfrentamiento estaba servido entre Alfonso X, junto a los Infantes de Cerda, y Sancho. Estalla una verdadera guerra civil en la que Sancho contaba con el apoyo de la nobleza, el clero y gran parte de los municipios. No obstante, Alfonso X resiste y declara traidor a Sancho, hasta que le llega su hora el 4 de abril de 1284. Y Sancho IV, el llamado por su padre infame y traidor, es proclamado rey de Castilla y León. El reinado de Sancho estará marcado por el apoyo de Francia y su enfrentamiento con los infantes de Cerda. Iniciándose la larga pugna por el poder, de más de dos siglos, entre nobleza y monarquía.

Sello de Alfonso X "el sabio".

En definitiva, pocos monarcas pueden hacer exhibición de tan grandes logros culturales y jurídicos como los protagonizados por Alfonso X. Renovador de las leyes, del derecho, de las letras, la poesía, la historia, las ciencias, las artes y del castellano. Con él la lengua castellana y el derecho medieval llegan a su madurez, lastima que el gran poder de la nobleza y su exceso de ambición política lastraran tan magna obra, que, no obstante, nos a dejado para la posteridad. Las personas mueren, pero su legado permanece...

Comentarios

  1. Maravillosa época, a mi entender la edad dorada del medievo español en su vertiente cristiana. Alfonso X no es sólo un monarca sabio, es un impulsor de una política racional y beneficiosa reformador económico, impulsor de las artes y la cultura. Todo un ejemplo a seguir en los tiempos que corrían, un hombre adelantado a su tiempo.

    Gracias por tu GENIAL y documentada entrada, siempre es un placer visitar tu blog, Pedro.

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  2. Mil gracias por tus palabras Pedro. Desde luego como dices Alfonso X es un político adelantado a su tiempo, por eso siempre ha sido una de las figuras del medievo que más me ha interesado, por su extraordinaria labor cultural y legislativa con idea de armonizar todos los territorios de la corona castellano-leonesa, lastima que en parte quedará lastrada...

    De nuevo gracias por pasarte por mi blog. Un abrazo

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