Grandes Mitos de la Antigüedad V: La Reina de Saba y el mítico Salomón.

Salomón y la Reina de Saba, puertas del baptisterio de Florencia de Lorenzo Ghiberti, siglo XV.
Hacia el año 970 a.C. Salomón sucede a su padre David y se convierte en el tercer y último rey del Israel unificado. Gracias a la Biblia sabemos que fue un poderoso y sabio monarca al que la reina del mítico y prospero reino de Saba quiso conocer. Israel era una un pequeño estado en auge gracias a una consolidada Monarquía hereditaria y a una administración centralizada. En ese siglo X a.C. la decadencia de los imperios Egipcio y Asirio permite el desarrollo y crecimiento de nuevos reinos como el de Saba e Israel, atravesados por importantes rutas comerciales que unían el Mediterráneo oriental con el occidental. Para analizar a los reinos de Saba e Israel nos movemos entre la Historia y el mito, ya que la Biblia no es una obra científica, pero junto a otras fuentes nos da importantes pistas para conocerlos. El encuentro entre la Reina de Saba y Salomón en Jerusalén se relata en tres libros sagrados:

Salomón, de Pedro Berruguete.
La Biblia lo expone de esta manera: “La Reina de Saba había oído la fama de Salomón y vino a probarle por medio de enigmas. Llegó a Jerusalén con gran número de camellos que traían aromas, gran cantidad de oro y piedras preciosas; al llegar Salomón le dijo todo cuanto tenía en su corazón. Salomón resolvió todas sus preguntas. No hubo ninguna proposición oscura que el rey no le pudiese resolver. Cuando la Reina de Saba vio toda la sabiduría de Salomón y la casa que había edificado, los manjares de su mesa, las habitaciones de sus sirvientes, el porte de sus ministros y sus vestidos, sus coperos y los holocaustos que ofrecía en la Casa de Yavhé, se quedó sin aliento, y dijo al rey: `¡Verdad es cuanto oí decir en mi tierra de tus palabras y tu sabiduría! No daba yo crédito a lo que se decía hasta que he venido y lo he visto con mis propios ojos, y hallo que no dijeron ni la mitad. Tu sabiduría y tu prosperidad superan todo lo que oí decir (...) Luego regaló al monarca ciento veinte talentos de oro, aromas en grandísima cantidad y piedras preciosas. Nunca más llegó tal abundancia de aromas como la que la reina de Saba regaló al rey Salomón (...) Ella se volvió después y marchó a su país acompañada de sus servidores" (I Reyes 10, 1-8).

Salomón y la Reina de Saba en un fresco de El Escorial.
En el Corán se relata de esta forma: "... No tardó (la abubilla) en regresar y dijo: 'Sé algo que tú no sabes, y te traigo de los saba una noticia segura. He encontrado que reina (Makeda) sobre ellos una mujer, a quien se ha dado de todo y que posee un trono augusto. He encontrado que ella y su pueblo se postran ante el sol, no ante Dios...” (Sura 27). Y en la Kebra Negest, la llamada Biblia etíope o crónica de los reyes de Etiopía escrita en el siglo XIV d.C., se nos cuenta como un mercader llamado Tamrin regresa al reino de Saba hablando de la sabiduría del gran Salomón. Por lo que la reina de Saba decide marchar a conocerle, se cuenta que la reina le pide a Salomón que no duerma con ella, pero Salomón le ruega que a cambio no podía coger nada de su casa, y la reina sedienta bebe agua. Por lo que Salomón y Reina de Saba yacen juntos, tras ello la reina regresa a Etiopía, donde dará a luz a un niño, el legendario Menelik I.

La Reina de Saba en su viaje a caballo hacia Israel, según la Biblia Etíope. 
Es difícil asegurar la veracidad del encuentro, ya que en ninguna de las tres fuentes se nos da una fecha exacta del mismo, lo que está claro es que tras un texto mítico siempre hay un poso de realidad. Que en el siglo X a.C. los reinos de Saba y de la Canaán eran muy prósperos y pudieron realizar intercambios comerciales y políticos. Ambos se vieron favorecidos, al igual que otros reinos de la zona como Fenicia, por el colapso de las dos grandes potencias de la zona Egipto y mesopotamia, y por el impulso de la rutas comerciales y del tráfico de mercancías. Hacia el 965 a.C. uno de los últimos faraones de la dinastía XXI (se dice que pudo ser Siamún) toma la ciudad de Guezer y la entrega como dote a su hija en su boda con Salomón. Es evidente la influencia egipcia sobre el reino de Salomón, en la estructura de corte o en las divisiones administrativas.

Marib (Yemen), capital del antiguo reino de Saba entre los siglo IV y I a.C.
Según la arqueología se aprecia un destacado proceso de urbanización de la zona de Canaán y de Jordania durante ese siglo X a.C., provocado por un desarrollo económico y comercial. Muchos estados vecinos tendrían relaciones comerciales con el reino de Salomón, entre ellos destacaría el reino de Saba o Shabah, que estaría situado a medio camino entre el sur de la Península Arábica, el Yemen, y la zona de Etiopía. La reina, que procedía de la península arábica o del desierto de Jordania, acudió al encuentro del rey de Israel para cerrar algún tipo de acuerdo comercial.

Santa María de Sión en Axum.
Poco sabemos de la reina de Saba, y no hay nada que nos pueda confirmar las relaciones amorosas entre la reina y Salomón. Una de las pocas menciones históricas que tenemos es la del historiador judío Flavio Josefo en sus Antigüedades Judías, que se refiere a la Reina de Saba como “la mujer que en aquel entonces reinaba en Egipto y Etiopía”. Lo que confirmaría que la reina era de Etiopía, pero no su leyenda de hermosura y magia. Ya que según el Kebra Negest, Meneleki I, hijo de la reina de Saba y Salomón, ordenó llevar la célebre y misteriosa Arca de Alianza del templo de Salomón al reino etíope. Supuestamente, quedó custodiada en la famosa Iglesia de Santa Maria de Sión en Axum (Etiopía), un absoluto mito.

El Muro de las Lamentaciones, único resto de los templos de Jerusalén.
Lo que si sabemos es que hacia el año 960 a.C. Salomón termina su famoso templo en Jerusalén, del que no conservamos nada, fue totalmente destruido por Nabuconodosor II, rey de Babilonia en el 587 a.C.. Sólo tenemos las descripciones de la Biblia y los ejemplos de otros templos cananeos encontrados por la arqueología. Siguiendo ese modelo de los templos cananeos, el templo de Salomón sería de planta rectangular, con pórtico, una gran sala interior, y un santuario donde se custodiaría la mítica Arca de la Alianza. El templo fue reconstruido por los macabeos en el siglo II a.C., y posteriormente, transformado por Herodes, antes de ser destruido por los romanos en el 70 a.C. El célebre muro de las lamentaciones es la única parte que queda de ese último templo.

La Reina de Saba representada por Piero Della Francesca.
Hacia el 951 a.C. Salomón muere, tomando la “salomónica” decisión de dividir el reino entre sus hijos: para Rehoboam el sur o reino de Juda, y para Jeroboam I el norte o Israel. Todo lo demás entra en el campo de la leyenda y el mito, Salomón y la Reina de Saba han sido representados y mitificados en todas las épocas. Pero lo único que podemos decir con veracidad histórica es que hacia el siglo X a.C. el reino de Canaán y el reino de Saba gozaban de una gran prosperidad económica y comercial que pudo hacer que sus supuestos soberanos se conociesen, posiblemente por cerrar algún tipo de contrato comercial. Mientras la arqueología no confirme nada nuevo, el encuentro de la Reina de Saba y Salomón seguirá formado parte del mito y no de la historia.

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