Personajes singulares de la Historia XIII: El ingenioso Cervantes. 1ª Parte.


Año 1547, Alcalá de Henares verá nacer a uno de los más grandes y más singulares personajes de nuestra Historia, Miguel de Cervantes Saavedra. Cuya vida, a pesar de estar sistemáticamente analizada y estudiada, aún hoy tiene muchos pasajes e interrogantes por desvelar. Y además, no están muy claros muchos de los hechos que motivaron todo una vida llena de aventuras. Esa falta de información lleva a los investigadores a recurrir a su ficción literaria para entender esos momentos menos claros de su vida. Pero Cervantes rara vez se expresa en nombre propio, ya que suele delegar en narradores imaginarios, como Cide Hamete Benengeli en el Quijote. Parece seguro que Cervantes fue bautizado el 9 de octubre de 1547 en Alcalá de Henares, sin embargo no se conoce la fecha exacta de su nacimiento, que para muchos investigadores pudo ser el 29 de septiembre de 1547, día de San Miguel. Nace en un momento histórico clave para España, por un lado Carlos V es el rey más poderoso de Europa, tras su victoria en Mühlberg en abril 1547. Por otro lado se inicia toda una reforma religiosa tras la inauguración del Concilio de Trento en 1545. Y además España va inaugurar su etapa de adalid de catolicismo radical con dos hechos que coinciden con el nacimiento de nuestro singular personaje: la publicación del Índice de libros prohibidos, y en Toledo se aprueban los primeros Estatutos de limpieza de sangre. En ese contexto, hay mucha controversia acerca de los orígenes de la familia de Cervantes, no queda muy claro si estamos ante una familia de cristianos viejos. Lo que es seguro es que nos encontramos ante el más grande de la literatura española, por lo que bien poco importan sus raíces, que bien pudieron ser conversas. Cervantes fue el tercero de los cinco hijos del matrimonio de Rodrigo, cirujano itinerante, y Leonor. No obstante, poco más se sabe de su formación e infancia, pudo residir con su padre en Valladolid, Córdoba y Sevilla, y estudiar en un colegio sevillano de la Compañía de Jesús. 

Plaza de Cervantes, Alcalá de Henares.

Pasamos a 1566 y nos encontramos a Cervantes instalado con su familia en Madrid, ya bajo el nuevo reinado de Felipe II, el rey prudente, que acentuará la hispanización y catolicismo de la Monarquía. Cervantes inicia su trabajo como escritor en el llamado Estudio de la Villa de la mano de su maestro y mentor, el humanista Juan de López de Hoyos, publicando sus primeros trabajos poéticos en una obra de su maestro, que define a Cervantes como “nuestro caro y amado discípulo”. Y en 1569 se inician sus aventuras con su repentina marcha a Roma, acusado de herir en un duelo a un tal Antonio Sigura, maestro de obras. Como aparece consignado en una Providencia de Felipe II encontrada en el Archivo de Simancas, en la que se menciona como culpable a un tal “... Miguel de Cervantes, estudiante...”. Fuera o no fuera el culpable nuestro Cervantes marcha a Italia, llegando a Roma en diciembre de 1569, donde pasa varios meses, al servicio del joven cardenal Acquaviva, además de conocer Palermo, Milán, Florencia, Venecia o Parma. Ciudades de un gran ambiente artístico y cultural del que Cervantes disfruta y toma buena nota para futuras obras, como se puede apreciar en sus fantásticas Novelas Ejemplares.

Batalla de Lepanto.

Con celeridad regresa el Cervantes aventurero y soldado al enrolarse en la compañía de Diego de Urbina, en la que ya militaba su hermano Rodrigo. Un hecho que lleva a Cervantes a participar en la famosa batalla de Lepanto, dentro de la Armada de la Liga Santa de Juan de Austria frente a los turcos. En un texto de la época se puede leer: “Y peleó como valente soldado con los dichos turcos en la dicha batalla en el lugar del esquife, como su capitán lo mandó y le dio orden, con otros soldados. Y acabada la batalla, como el señor don Juan supo y entendió cuán bien lo había hecho y peleado el dicho Miguel de Cervantes, le acrescentó y le dio cuatro ducados más de su paga... De la dicha batalla naval salió herido de dos arcabuzazos en el pecho y en una mano, de que quedó estropeado de la dicha mano...”. La mano le quedó paralizada, de ahí el apodo “El manco de Lepanto”, con el que pasará a la eternidad. En el prólogo del Quijote el mismo Cervantes habla de Lepanto y de sus heridas con estas palabras “... la más alta ocasión que vieron los siglos pasados, los presentes, ni esperan ver los venideros. Si mis heridas no resplandecen en los ojos de quien las mira, son estimadas, a lo menos, en la estimación de los que saben dónde se cobraron; que el soldado más bien parece muerto en la batalla que libre en la fuga; y es esto en mí de manera, que si ahora me propusieran y facilitaran un imposible, quisiera antes haberme hallado en aquella facción prodigiosa que sano ahora de mis heridas sin haberme hallado en ella...”. No obstante, su espíritu militar no desfallece y tras recuperarse de sus heridas participa en otras campañas militares como en Corfú o Túnez, bajo el mando de Manuel Ponce de León. tras eso Cervantes pasa por Sicilia, Cerdeña o Génova, residiendo finalmente en Nápoles durante dos años.

La batalla de Lepanto, según Veronés.

Tras su estancia en Nápoles, decide regresar a España, pero sus desventuras continúan, ya que el 26 de septiembre de 1575, la galera El Sol, en la que había embarcado tres semanas antes, cae en manos del corsario Dali Mamí, en las cercanías de la costa catalana. Curiosamente al llevar cartas de recomendación, por los servicios prestados, de Juan de Austria, los corsarios entienden que han capturado a un personaje relevante de la corte española, y pide un gran rescate por Cervantes, unos quinientos escudos de oro. De manera que, es llevado a Argel como esclavo, donde Cervantes padece un cautiverio de cinco años que dejará profunda huella en su obra. Cinco años en los que realizó, gracias a su espíritu indomable, cuatro intentos frustrados de fuga, dos por tierra y dos por mar, haciéndose siempre responsable de las fugas, ya que él no era ningún delator. Prueba de la moral y valentía de Cervantes fue que, tras un primer intento de fuga fallido, hizo que fuera liberado su hermano, ya que el dinero reunido por la madre de Cervantes no era suficiente para liberar a ambos. En su segundo intento Cervantes trata escapar con ayuda de unos cristianos a la espera de un galera española, sin embargo son traicionados y capturados, Cervantes asume, una vez más, toda la responsabilidad de la fuga. Tras un tercer intento fallido, en noviembre de 1579, vuelve a intentarlo por cuarta vez, adquiere una fragata para transportar a decenas de cristianos cautivos, pero uno de ellos, el fraile extremeño Juan Blanco de Paz, les delata, y Cervantes es apresado por el gobernador turco en Argel, Azán Bajá. Hasta que finalmente el 19 de septiembre de 1580 su familia, ayudada por unos padres trinitarios desplazados a Argel, logra conseguir los 500 ducados que permiten a Cervantes ser liberado. En octubre Cervantes llega de Denia (Alicante) y en Noviembre ya se traslada a Madrid con su familia.

 Cautiverio de Cervantes en Argel, grabado.

Así llegamos a mayo de 1581, Cervantes se encuentra en Lisboa, en la corte de Felipe II, ya que el rey español, tras las famosa reunión en la Villa de Tomar de 1580, había añadido a la corona española el reino de Portugal. Y Cervantes es encargado de una misión secreta a Orán, por su conocimiento de la zona. Tras recibir sus cincuenta ducados como premio a su misión regresa a Madrid. Donde inicia una relación con la mujer de un tabernero, una tal Ana de Villafranca, incestuosa relación de la que nace su hija natural y reconocida llamada Isabel de Saavedra. Tras ese desliz, Cervantes contrae matrimonio con Catalina de Salazar, hija de un hidalgo del pueblo toledano de Esquivias. En estos años Cervantes se dedica a escribir teatro, estaba muy en boga el mundo teatral de los Corrales de comedias, realizando una treintena de comedias de las que sólo nos han llegado algunas, como su famosa obra El trato de Argel, inspirada en su cautiverio argelino. Además de realizar su primera obra de enjundia, La Galatea, una curiosa novela pastoril, mezcla de prosa y poesía, en la que empezamos a atisbar su grandeza. No obstante, su vida sufre otro revés, su matrimonio fracasa, tras dos años casado se separa de Ana, e inicia sus viajes por Andalucía, en uno de sus entremeses él mismo decía “... más vale el peor concierto... que no el mejor divorcio”. En junio de 1587 Cervantes se encuentra en Sevilla donde había encontrado un puesto de comisario recaudador bajo las ordenes del general Antonio de Guevara. Como recaudador recorre toda Andalucía, todo ello en medio de una expedición organizada por Felipe II contra Inglaterra, que acabará con el famoso desastre de la Armada Invencible en 1588.

Derrota de la Armada Invencible, según Philip James de Loutherbourg.

Continuará...

Comentarios

  1. ¡ Fantástico ! Cervantes vivió en una época convulsa, tormentosa en lo político, maravillosa en lo artístico, todo un personaje con una vida repleta de lagunas aún por descubrir, seguramente debido a que en vida no tuvo el enorme éxito que le vendría posteriormente a su muerte.

    Espero ansioso las siguientes partes sobre la vida de uno de mis personajes favoritos.

    Muchas gracias y un saludo :-))

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  2. Grandioso Cervantes y magnífica tu entrada. Muchas gracias, amigo Pedro, por recordarnos algunos de los episodios vitales de este gran genio.
    Un abrazo.

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  3. Muchas gracias Pedro por tu visita y por tus palabras. Como dices la época de Cervantes fue de crisis en lo político pero magnífica en las letras y el arte. Espero que mi segunda entrada sobre el gran Cervantes sea también de tu agrado. Un cordial saludo amigo

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  4. Gracias Ricardo, me alegro que hayas disfrutado recordando la vida y las aventuras de este gran genio, como bien dices. Me ha costado tiempo pero mi humilde recuerdo a Cervantes está ya terminado, en breve la segunda parte. De nuevo gracias por tus palabras y un abrazo amigo.

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