Pasajes de la Historia XIV: La Guerra de los Cien Años.

Juana de Arco en la coronación de Carlos VII, catedral de Reims.

En el año 1338 se inicia la guerra más larga de la Historia, en la que se enfrentan Francia e Inglaterra en más de un siglo de costosas campañas, que terminan en el año 1453 con la derrota y retirada de Inglaterra. En la base del conflicto militar más largo de la Vieja Europa está el Feudalismo, sistema socioeconómico e institucional que regía las relaciones entre las élites europeas. Esas relaciones feudales entre las coronas de Francia e Inglaterra, van a marcar el conflicto junto con los intentos de ocupar el trono francés de los reyes ingleses. Lógicamente, no estamos hablando de más de un siglo de combates constantes, nos encontramos con periodos de guerra junto a otros marcados por las treguas, y muchas veces la guerra eran sólo expediciones de saqueo inglesas a territorio francés, donde se desarrollaron todos los combates. Una guerra que va a tener mucha influencia en toda Europa, e incluso en los reinos cristianos peninsulares, y además tiene una consecuencia fundamental como señaló el historiador francés E. Perroy que “en sus heridas y en su sangre nacieron las monarquías modernas”. Esto es, estamos ante una costosa guerra en la que se forjan las naciones modernas francesa e inglesa. La raíz del conflicto está en la muerte en 1328 de Carlos IV, rey francés, sin dejar heredero directo. Con celeridad los notables franceses eligen como rey a Felipe Valois, Felipe VI, para evitar que un foráneo ocupara el trono francés. Dejando al margen a Eduardo III Plantagenet, hijo de Isabel de Francia y nieto de rey galo Felipe IV. Hay que recordar que los enfrentamientos entre Francia e Inglaterra son anteriores, en tiempos del rey francés Luís VII, en 1152, se produce el matrimonio entre Enrique II de Plantagenet, rey de Inglaterra, con Leonor de Aquitania, por lo que se convierte en Duque Aquitania y la monarquía inglesa se hace con extensos dominios franceses. De manera que, cuando Felipe VI arrebata en 1337 el territorio de Aquitania a los ingleses, y Eduardo III rechaza la autoridad del rey francés, la cual había reconocido por homenaje feudal, y reclama el trono de Francia. El conflicto feudal estaba servido...

Eduardo III de Inglaterra.

Hay que tener en cuenta que en estos momentos del medievo Inglaterra estaba lastrada demográficamente, al contar con unos escasos cuatro millones de habitantes, mientras que Francia tenía un dinamismo poblacional mucho mayor, ya que superaba los veinte millones. De esta forma, la Guerra de los Cien Años está motivada por las relaciones feudales, condicionada por la demografía de ambas naciones, y espoleada por motivaciones económicas. El comercio era fundamental para franceses e ingleses, la relevancia del vino de Aquitania o de la actividad textil de Flandes, que dependía de la lana inglesa. Esa estrecha vinculación entre la economía de Flandes e Inglaterra hace que Eduardo III prohiba la exportación de lana a Flandes en 1336, lo que genera que las primeras operaciones bélicas sean en Flandes. Un inicio marcado por la hegemonía inglesa con la victoria de la flota inglesa en La Esclusa, en 1340, tras la que se firmó la primera de las muchas treguas, que se mantiene hasta 1342. 

Felipe VI de Francia.

Año en el que la guerra se desplazó a Bretaña, región marcada por un conflicto sucesorio que permite la intervención y ocupación inglesa desde 1342. Hasta que en 1346, Eduardo III desembarcó en Normandía al mando de unos 15.000 hombres. Después de saquear Caen, los ingleses dirigidos por Eduardo III y su hijo, el príncipe de Gales, el llamado "Príncipe Negro", marchan hacia la zona septentrional de Francia. Y en el verano de 1346 logran la gran victoria de Crécy frente a las tropas de Felipe VI, formadas por los grandes señores de Francia. Una caballería francesa que se vio sorprendida por los arqueros ingleses, las bajas franceses se contaron por miles, los señores y escuderos cayeron bajo una brutal lluvia de flechas, mientras que las pérdidas inglesas fueron escasas. Se confirmaba la inicial superioridad inglesa, y una vez controlado el norte, Eduardo continuó avanzando y puso cerco a la ciudad de Calais, que cayó en 1347. Los éxitos ingleses conducen a una nueva tregua en 1348, momento en el que la mortífera Peste Negra devastó Europa, acabando con un tercio de la población de Inglaterra. La gran debacle demográfica provocada por la epidemia supuso la paralización de todas las operaciones militares hasta 1350. 

Batalla de Crécy, representada por el cronista Jean Froissart.

En ese año muere Felipe VI y es sucedido en el trono francés por Juan II “el bueno”, su reinado está marcado por las dificultades sociales y económicas, lo que supone que la hegemonía inglesa continúa. En el año 1354 se está cerca de firmar la paz definitiva, Eduardo III renunciaba al trono francés a cambio de grandes adquisiciones territoriales, pero finalmente no hay acuerdo. Y desde 1355 la maquinaría inglesa sigue avanzando gracias a sus campañas dirigidas por el llamado “Príncipe Negro”. Ese mismo año se produce la famosa cabalgada del "Príncipe Negro" por todo el sur de Francia, desde Burdeos hasta Narbona, con la que demostraba la superioridad inglesa. Posteriormente logra la destacada victoria de Poitiers en 1356, que fue un verdadero descalabro para los franceses, a pesar de contar con un ejército superior en número. Los ingleses con diez mil soldados menos logran otro rotundo éxito, eliminando a la mitad del ejército francés y a sus caballeros. Incluso el rey francés, Juan II, es hecho prisionero y es llevado a Londres, siendo encarcelado en la famosa Torre de Londres. Francia queda sumida en una tremenda crisis que derivó en el célebre tratado de Brétigny en 1360, por el que Eduardo III renunciaba al trono de Francia, a cambio del control de todo el suroeste francés, y Juan II era liberado tras pagar tres millones de coronas.

Miniatura que representa los estragos de la Pestilencia.

La guerra entraba en otro periodo de calma hasta la muerte de Juan II en 1364, que es sucedido por su hijo Carlos V “el prudente”. Carlos V logra, a pesar de las dificultades, la paulatina recuperación francesa con una estrategia de guerra de guerrillas o desgaste evitando las campañas y las grandes batallas. Toda gracias a la labor del jefe bretón Bertrand Du Guesclin, que recuperó toda Bretaña para Francia en 1362, al mando de bandas de mercenarios cuyo lema era “más vale un país saqueado que tierra pérdida...”. Y además consigue repeler el ataque del rey navarro Carlos II “el malo” tras la batalla de Cocherel en 1364. Una década en la que los mercenarios de Guesclin trasladan la Guerra de los Cien Años a Castilla. Al apoyar al hermanastro del rey Pedro I, Enrique de Trastámara, en sus aspiraciones a la corona. Enrique gracias a la ayuda francesa consigue ser proclamado rey de Castilla en Burgos en 1366. Sin embargo, Pedro I logra el apoyo del famoso "Príncipe Negro", y se enfrenta a Enrique en la célebre batalla de Najera, que fue otro rotundo éxito de los arqueros ingleses, que aseguraron el triunfo de Pedro, mientras Enrique tiene que huir a Francia. Pero el pacto entre el Príncipe Negro y Pedro se rompe con celeridad, y en el siguiente enfrentamiento, en la batalla de Montiel en 1369, las tropas de Enrique apoyadas en los hombres de Guesclin consiguen la victoria, y Pedro I muere a manos de su hermanastro Enrique de Trastámara.

Eduardo, el "Príncipe Negro".

Con Carlos V Francia sale de su crisis social y económica desde 1370, y las tropas de Guesclin logran grandes victorias, como la victoria naval sobre los ingleses en La Rochela en 1372. Momento en el que la Guerra entra en otra de sus muchas pausas, al firmarse la tregua de Brujas en 1375. Todo parecía favorable para Carlos V, ya que Inglaterra sólo mantenía en Francia: la costa de Aquitania y el puerto de Calais. La tregua coincide con las muertes del "Príncipe Negro" y de su padre Eduardo III, en 1376 y 1377 respectivamente, siendo coronado Ricardo II. Y además, en 1380 muere Carlos V, que es sucedido por su hijo Carlos VI, con el que entramos en una nueva etapa de la Guerra de los Cien Años. La década de 1380 está marcada por revueltas campesinas y urbanas en ambas potencias, y la idea de buscar una paz duradera se hacia cada vez más fuerte. Ya que los problemas internos hacen que se desarrolle una situación de equilibrio. Ricardo II y Carlos VI están a punto de acabar con el conflicto y sellar la paz entre ambas Monarquías. Pero en 1399 Ricardo II Plantagenet es destronado siendo coronado Enrique IV, iniciador de la casa Lancaster. Mientras que el débil Carlos VI, veía como su país se dividía en dos bandos. Por un lado, los borgoñones, seguidores del poderoso duque de Borgoña, Juan “sin miedo”, y sus enemigos los armagnacs. La irrupción de Borgoña coincide con la llegada al trono inglés de Enrique V en 1413, cuya idea fundamental era reabrir la guerra, y desarrolló una gran ofensiva en septiembre de 1415. Con el apoyo del duque de Borgoña logra la gran victoria contra los franceses en Agincourt. Una vez más, la caballería francesa fracasó, la batalla fue, según el historiador francés P. Contamine, “el golpe más duro al prestigio militar de la nobleza francesa”. Además en 1419 es asesinado Juan "sin miedo" por los armagnacs, y su sucesor, Felipe III "el bueno", se escinde de Francia y se convierte en un poderoso aliado de los ingleses. Llegando a un acuerdo plasmado en el tratado de Troyes en 1420, que aseguraba el trono francés a los ingleses tras la muerte de Carlos VI.

Carlos VII de Francia.

Así llegamos a 1422, año en el que mueren Enrique V de Inglaterra y Carlos VI de Francia, de manera que, en virtud del acuerdo de Troyes Enrique VI es proclamado rey de Inglaterra y Francia. Mientras que Carlos VII, el delfín heredero de Carlos VI es también proclamado rey por sus partidarios. Y los ingleses atacan con fuerza poniendo cerco a la ciudad de Orleans en 1428, la situación de una Francia hundida era dramática. El abatimiento de Francia será superado gracias a la puesta en escena de la sorprendente Juana de Arco, una joven campesina nacida en 1412. Juana aseguraba, que Dios le habló a través de Santa Margarita, Santa Catalina y San Miguel, y le dijeron que debía ayudar al rey de Francia para expulsar a los ingleses de suelo francés. Ella misma aseguró en Ruan "Yo tenía trece años cuando escuché una voz de Dios". Tal era la situación de Carlos VII y el empeño de Juana, que logra reunirse con el rey en Chinon en marzo de 1429. Esta joven “iluminada, ganada por la mística nacional”, como señalaría Jaques Le Goff, es la encargada de la liberación de Orleans liderando al ejército francés contra los ingleses, que se retiran de Orleans en mayo de 1429. Y además juega un papel destacado en la definitiva coronación de Carlos VII en la catedral de Reims, ya que es Juana la que convence al rey.

La mística de Juana de Arco en la liberación del sitio de Orleans.

Sin embargo, Juana es apresada por los borgoñones, que la venden a los ingleses por 10.000 escudos de oro. Juana es sometida a una causa inquisitorial en la ciudad francesa de Ruán, sin que se le permitiese defensa alguna. Fue acusada de brujería y herejía, siendo condenada a morir en la hoguera por el obispo de Beauvais, Pierre Cauchon, el 31 de mayo de 1431. Sin que Carlos VII y los notables franceses hicieran nada para salvarla, a pesar de que Francia le debía su resurgimiento y el rey su corona. La tragedia de Juana, la misma Iglesia que la condenó la canonizó en 1920, fue el renacer de los franceses. Pronto los borgoñones pactan con los franceses en el congreso de Arras en 1435, y la causa inglesa estaba casi pérdida. Más aún cuando Carlos VII recupera París en 1435. El rey francés aprovechó para reformar la caballería y el ejército, lo que le permitió reconquistar Normandia a lo largo de 1449. Y posteriormente recuperar Bayona y Burdeos, tras la gran victoria de Castillon en julio de 1453, reduciendo los territorios ingleses en suelo francés, al puerto de Calais. El epílogo a la Guerra de los Cien Años lo puso la paz de Picquigny en agosto de 1475, que aseveraba el fracaso y la derrota de la corona inglesa en el más largo conflicto conocido por la Vieja Europa.

Bibliografía:

Emilio Mitre. La Guerra de los Cien Años. Historia 16, Madrid, 1990.
García de Cortazar y Sesma Muñoz. Historia de la Edad Media. Madrid, Alianza, 1997.
Julio Valdeón. "La Guerra de los Cien Años". Historia National Geographic. Nº 25. 2006.

Comentarios

  1. Excelente artículo sobre la durísima Guerra de los 100 años entre Gran Bretaña y Francia, que junto a la Peste Negra y las malas cosechas fueron el gran azote de Europa y las causas de la gran crisis de la Baja Edad Media. Seguiré pasando por aquí. Un cordial saludo.

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  2. Muchas gracias Paco por tus palabras y por acercarte a mi blog. Como dices la Guerra de los 100 años marcó negativamente la Baja Edad Media Europea y contribuyó a esa gran crisis del siglo XIV. Un cordial saludo

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