Pasajes de la Historia IV: La Batalla de Qadesh, 1274 a. C.
RAMSES II fue el más longevo de los faraones egipcios, al reinar durante 54 años. Una época en la que Egipto tenía como principal enemigo a los Hititas. Una verdadera amenaza para el gran imperio egipcio creado por TUTMOSIS III dos siglos antes. De modo que en el verano
Ramses II representado matando a un bárbaro Hitita. Abu Simbel.
En este momento entramos en el terreno de la épica y la leyenda, ya que conocemos estos hechos por un poema épico del escriba Pentaur. Él cuenta que Ramses se enfrentó en solitario con los hititas y sus miles de carros de combate, ya que tanto sus oficiales, como su infantería y caballería habían huido. Angustiado y desesperado se encomienda a Amón con estas palabras: “Apelo a ti, padre mío Amón, estoy en medio de innumerables bárbaros que no conozco. Todos los países se han aliado contra mí, y estoy sólo…”. Según nos relata Pentaur sus invocaciones dieron resultado y Ramses penetró como un halcón entre los Hititas, pisoteando con sus caballos a los Hititas y atravesándolos con las flechas lanzadas por su arco. Algo que lógicamente está bastante alejado de la realidad. Ya que lo que ocurrió fue que los arqueros hititas se dedicaron a saquear el campamento. Momento en el que hizo su aparición los Naharina, un contingente de elite formado por mercenarios extranjeros a las órdenes de Ramses. Lo que obliga a los hititas a replegarse hacia Qadesh prácticamente sin bajas militares. Curiosamente, según la versión egipcia, al día siguiente Mutawatalli solicita un armisticio. Y Ramses, aconsejado por sus generales, decide retirarse de forma pacífica a Egipto. Lo que supone el primer tratado de paz de
Poema de Pentanur.
Parece que la intención de los egipcios era asegurar el dominio de las rutas comerciales con Asia, por lo que la marcha contra los hititas no fue un acto defensivo. Y que Ramses, desconocedor del poder de la coalición hitita, estaba confiado en una rápida victoria. Para muchos lo más probable es que la infantería hitita no llegara a participar y que sólo intervinieran dos de las divisiones de Egipto. De manera que no fue una batalla de grandes dimensiones y no puede considerarse una total victoria egipcia, ya que los egipcios no lograron repeler el sorprendente ataque inicial hitita.Fue la codicia de los hititas, con su saqueo improvisado del campamento, y la acertada irrupción de los naharina lo que permitió que Egipto no recibiese una desastrosa y onerosa derrota. Posteriormente el destacado respeto que se tenían ambos ejércitos y lo costoso que hubiera sido un largo asedio egipcio sobre Qadesh, precipitaron el regreso de Ramses.
Mapa del imperio Egipcio en época de Ramses II.
Lo que es seguro es que estamos ante la primera manifestación histórica de intencionada propaganda. Ya que Ramses II se autoproclamó vencedor plasmando su aplastante victoria en el famoso relieve del templo de Abu Simbel. Un espectacular relieve narrativo basado en el poema de Pentaur, que glorificada a Ramses como único vencedor. Aunque realmente sólo podemos considerarlo “presunto vencedor” sobre los hititas de Mutawalli II, que ni siquiera participó en la batalla. Una presunta victoria que fue utilizada sabiamente como propaganda política, para consolidar el gobierno de Ramses hasta muerte en el
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