Los torneos medievales: un verdadero acontecimiento social.
El vencedor agasajado por la dama. Miniatura medieval
Hay que matizar que las justas eran luchas individuales, mientras que los torneos eran colectivos. Y ambos eran un deporte, un ejercicio militar en el que demostrar habilidad, en definitiva todo un acontecimiento social. El combate se realizaba a caballo o a pie, con una gran variedad de armas, y no solía finalizar con la muerte de alguno de los contendientes, salvo algunas heridas o la rendición de uno de los oponentes. Ante la relevancia del hecho los torneos se convertían en ferias que atraían a grandes muchedumbres de juglares, mercaderes o mendigos, durante los tres días que normalmente duraba el torneo. El señor feudal que lo celebraba debía ocuparse de alojar a los participantes y alimentarles, siendo convocados en los alrededores de los castillos que eran habilitados para el combate. Por lo general eran estructurados en forma rectangular, con tiendas para los caballeros, con una lujosa tribuna para el público de alta alcurnia asistente, y gradas más sencillas para el populacho. En un lado se colocaba un tribunal, que estaba compuesto por el mariscal y distintos jueces de campo, con la función de dirigir el torneo.
Todo torneo se iniciaba con la llegada de los participantes, que eran agasajados por el señor que había convocado el torneo. Los contendientes debían entregar sus escudos, que eran expuestos, para que el público supiese quienes eran los participantes en el evento. El comienzo del torneo era anunciado por los heraldos, que daban paso a los caballeros, que junto a timbales, tambores, escuderos, diversos notables, generaban una verdadera cabalgata. Después los caballeros eran asistidos por sus escuderos siendo ataviados en sus respectivas tiendas, y quedando preparados para el combate. El siguiente paso era comprobar las armas, para analizar si eran reglamentarias. Tras esto se iniciaba el combate, primero entre dos caballeros en justa, colocados a ambos extremos del campo de combate. De manera que al galope terminaran cruzando sus lanzas en el centro de la liza, por el lado izquierdo de ambos. Dichas lanzas se sujetaban con la mano derecha inclinándose hacia la izquierda por encima de la cabeza del caballo. Por lo general, y siempre que la lanza estuviese bien dirigida, se impactaba en la armadura del oponente, y dicha lanza solía romperse. De manera que el caballero llegaba al extremo de la liza para coger otra lanza, un hecho que podía hacerse un máximo de seis veces. Finalizadas esas seis tentativas el vencedor era el caballero que había roto más lanzas contra su enemigo. Lo que ocurría en ocasiones era que ambos caballos chocaban, generando un gran peligro para el caballo y el caballero. Por lo que para que los torneos se disputaran con más seguridad se ideó una barrera a lo largo de la liza, que la separaba en dos partes. Los torneos de extendían a lo largo de todo el día, y cuando un caballero caía del caballo se tenia que preparar para luchar contra el otro cuerpo a cuerpo, un duelo que duraba hasta la rendición de unos de los combatientes. Tras este duelo se iniciaba la lucha a píe con espadas y mazas. Mientras que el combate final, la parte más espectacular de los torneos, era una ofensiva colectiva a caballo, consistente en una carga masiva de los caballeros divididos en dos grupos. Este colofón colectivo ponía fin al torneo, el caballero vencedor era agasajado por una dama, y el acto era cerrado con un gran banquete en honor a los valientes participantes.
En los alrededores del castillo del señor que convocaba el torneo se desarrolla, con gran boato, este verdadero acontecimiento social medieval.
Este espectáculo medieval se va a desarrollar en toda la Europa plenamente feudal, todo lo que es el imperio Carolingio: Francia, Cataluña, Alemania e Inglaterra. Además el rey solía ser mal perdedor, como Ricardo Corazón de León, que autorizó los torneos en Inglaterra en 1194, sin embargo al ser derrotado en liza hizo encarcelar al victorioso oponente. A Inglaterra llegan procedentes de Francia, ya que el propio Ricardo consideraba a los franceses los más valientes en los combates al estar mejor formados en el arte de la guerra, por participar en estos torneos y justas. De manera que quiso que sus caballeros aprendieran mejores artes militares autorizando verdaderos duelos y combates. Una decisión que favoreció la extensión de la fama de los torneos por toda Europa, siendo siempre tema recurrente en las odas de trovadores y poetas medievales, que glorificaron las hazañas de grandes caballeros, como el mencionado Guillermo el Mariscal. Antes de finalizar señalar que había otra modalidad de estos duelos, el llamado Paseo de armas. Se trataba de un desafío singular, tanto colectivo como individual, en el que un caballero aventurero solía atacar un paso (puente, camino o encrucijada) que estaba defendido por otro caballero que trataba de mantener el paso.
En Castilla este espectáculo medieval se desarrollo de forma tardía, al igual que el feudalismo, al encontrarse en un proceso complejo de repoblación o reconquista, que no dejada mucho margen para este tipo de combates. Los torneos llegan a finales del siglo XIII desde Francia, Cataluña y Aragón, y se desarrollan sobre todo en tiempos de paz, como práctica para no perder la maestría en el arte de la guerra. En definitiva estos torneos son una fiel representación de la sociedad del medievo, en la que conocer el arte de la guerra era básico para sobrevivir, y el honor era defendido con la vida siempre que fuese necesario. Además era un negocio, ya que otorgan suculentos beneficios o privilegios a los caballeros triunfadores, llevándoles a medrar socialmente.
Para saber más:
Georges Duby, Guillermo el Mariscal. Madrid, Alianza, 2004.
gracias
ResponderEliminardenada
EliminarMuy interesante. Esta entrada me ha sido muy útil y la referencia bibliográfica también.
ResponderEliminarGracias.
donde se hacen los torneos medievales y cuando,donde me puedo enterar para asistir a verlos
ResponderEliminarA mi me encanta, porque la edad media es mi pasión
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