Grandes Iconos Universales XIII: El Juicio Final, Miguel Ángel, 1537-41.


El Papa Clemente VII encargó a Miguel Ángel la decoración pictórica de las dos paredes frontales de la Capilla Sixtina, en el ábside del fondo de la capilla, donde se encuentra el altar, se ubicaría El Juicio Final, y en la pared de enfrente la, nunca realizada, Resurrección. Ya que en septiembre de 1534 muere Clemente VII y es, finalmente, su sucesor Paulo III el que retoma el proyecto pero sólo encarga a Miguel Ángel el Juicio Final y la Resurrección queda descartada. Paulo III nombra a Miguel Ángel pintor, escultor y arquitecto del Vaticano, y 25 años después de terminar su sublime techo de la Capilla Sixtina comienza a trabajar en el Juicio Final. Es un enorme fresco de dimensiones excepcionales (13,70 x 12,20 metros) en el que mueven unas 400 figuras.

El Juicio Final antes de su restauración.
En este gran conjunto pictórico, que representa el Juicio Final extraído del Apocalipsis de San Juan, Miguel Ángel exhibe su admiración hacia la anatomía (amplías musculaturas) que le llevará a desnudar al propio Cristo, sus desnudos son verdaderos titanes. La composición se estructura como un remolino tormentoso lleno de tensión y fatalidad en el que se amontonan las figuras. Unas figuras que se retuercen sobre sí mismas en acentuados escorzos, que anticipan el Manierismo y el Barroco, creándose una increíble sensación de movimiento unificado. Los colores son vivos con intensos contrastes de luces y sombra. Es excepcional la expresividad de los rostros, que recogen en sus gestos el destino fatal que les ha tocado tras el Juicio, y en los que se aprecia toda la fuerza de la "terribilità" típicamente miguelangelesca. Al mostrar la intensidad de un momento de manera excepcional, produciendo en el espectador cierto miedo y pánico religioso alejado de la delicadeza renacentista. En palabras de Juan Pablo II "... Si frente al Juicio Universal quedamos deslumbrados por el esplendor y susto, admirando por una parte los cuerpos glorificados y por la otra aquellos sometidos a la condena eterna, comprendemos también que toda la visión está profundamente impregnada de una sola luz y una sola lógica artística: la luz y la lógica de la fe que la Iglesia proclama al confesar: Creo en un solo Dios... creador del cielo y de la tierra, de todas las cosas visibles e invisibles". 

La Majestuosa figura de Cristo y su resignada madre, la Virgen.
La grandiosa composición de Miguel Ángel se centra en la hercúlea figura de Cristo, epicentro del fresco, representado en el instante que precede a la emisión del veredicto del Juicio. Cristo con un gesto lleno de energía y poder separa a justos de pecadores, contando con una inédita expresión aterradora, llena de ira. Ese tremendo e imperial gesto de Cristo es el origen del movimiento y remolino en el que se ven envueltas las figuras. Al lado de Cristo se halla la Virgen, se esconde detrás de Cristo temerosa del movimiento lleno de violencia desatado por su hijo. Otros la ven resignada, ya que ella no puede hacer nada ante la decisión de su hijo, sólo contemplar el resultado del Juicio Final. 

Conjunto central con Cristo, la Virgen y, alrededor, los Santos.
El conjunto central de la obra se completa con varios Santos que rodean la dos figuras centrales, Miguel Ángel los representa ansiosos y asustados a la espera del veredicto final. Algunos de ellos se pueden reconocer con facilidad, al ser representados con sus símbolos o elementos de su martirio: 
- San Pedro, con las llaves del Paraíso. 
- San Lorenzo, con la parrilla de su martirio.

San Bartolomé.
- San Bartolomé, con su propia piel, ya que fue despellejado, en la que se suele identificar el autorretrato de Miguel Ángel. 
- Santa Catalina de Alejandría, con la rueda de púas de su martirio. 
- San Sebastián, de rodillas con las flechas en la mano. 
- San Andrés, con una cruz en forma de X que simboliza su martirio, entre otros...

Los Ángeles del Apocalipsis con sus trompetas.
Alrededor del grupo central hay un tumulto de gente enorme, la mayoría están asustados, el pánico ante el Juicio Final les domina, muchos no saben que hacer e incluso lloran. Debajo del conjunto central del fresco encontramos a los ángeles del Apocalipsis, que despiertan a los muertos con el sonar de sus largas trompetas y dos ángeles sostienen en sus manos los Libros de la Vida y la Muerte, donde figuran salvados y condenados.

La parte izquierda de los Salvados.
En la parte baja encontramos otros dos grupos: a la izquierda, los salvados y resucitados que ascienden hacia el cielo como cadáveres que se recomponen, esto es, la resurrección de la carne. Más abajo hay demonios en cuevas en la tierra que intentan llevarse a los salvados al infierno e impedir su ascenso al cielo.

La parte derecha de los Condenados con Caronte y su barca.
A la derecha están las tinieblas, en donde ángeles y demonios compiten por precipitar a los condenados al infierno. Además Miguel Ángel representa al monstruoso Caronte y su barca llena de condenados, a los que conduce ante la presencia del juez y rey del infierno Minos. Al que representa desnudo con una serpiente alrededor de su cuerpo y con orejas de burro, se dice que como modelo de cara Miguel Ángel tomó al prelado papal Biaggio da Cesena. Lógicamente Biaggio entró en cólera y pidió explicaciones y ayuda al papa Paulo III, al que suplicó que su cara fuera retirada del Juicio Final. Pero se dice que el Papa le contestó "... Querido hijo mío, si el pintor te hubiese puesto en el purgatorio, podría sacarte, pues hasta allí llega mi poder; pero estás en el infierno y me es imposible...".

Minos con la cara de Biaggio.
Por esa y otras razones en 1541, una vez terminado el Juicio Final hubo gran aluvión de críticas feroces contra Miguel Ángel y su obra, por la representación de la figura de Cristo y de otras muchas desnudas. Por ejemplo, según Vasari, el mencionado Maestro de Ceremonias Biaggio da Cesena llegó a decir que "era cosa muy deshonesta en un lugar tan honorable haber realizado tantos desnudos que deshonestamente muestran sus vergüenzas y que no era obra de Capilla del Papa, sino de termas y hosterías".

Otro detalle de las Tinieblas con Caronte, Minos y los condenados,.
De forma que, la Curia de la Iglesia, tras la muerte del tolerante papa Julio III, decide corregir el fresco en la reunión de la Congregación del Concilio de Trento del 21 de enero de 1564 donde se ordenó el cubrimiento de toda "la parte obscena". Fue Daniele da Volterra, discípulo de Miguel Ángel, el encargado de cubrir todos los desnudos con telas y paños, pero el llamado “Braghettone” (pone-calzones) murió antes de terminar su trabajo, y otros paños se añadieron en siglos sucesivos. El fresco original fue modificado para siempre, ya que estos calzones se pintaron al óleo, no al fresco, y resultaba imposible recuperar los desnudos originales. A pesar de esa tropelía, aún hoy en pleno siglo XXI este gran icono universal sigue produciendo aquello que buscaba el genio de Miguel Ángel, que no era otra cosa que sobrecoger al espectador.

El Juicio Final después de su Restauración finalizada en 1999.
Bibliografía:
Rubiés, Pere. Los Grandes Maestros de la Pintura: Miguel Ángel. Barcelona, 2001. 
Fotografías: Wikipedia. 

Comentarios

  1. Hߋla y agradecido!

    Dеbo sսbrayar quue tu entrada en el sitе me hа sido siceramente eficaz!

    Sonda de temperatura

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