Personajes singulares de la Historia III: LUTERO
Una disputa en principio ceñida al ámbito universitario, que fue difundida por la imprenta, y que el mismo Lutero que no deseaba, que por sus tesis, se pusiera en duda su sumisión a la Iglesia de Roma y rechazaba ser tachado de hereje. Sin embargo es acusado en herejía en 1518, siendo convocado en otoño a una entrevista con el legado Cayetano para que se retractara, no de sus tesis sobre las indulgencias sino de sus ideas acerca del valor de los méritos de Cristo para la salvación y sobre la comunión de los Santos. Pero la entrevista es un fracaso y Lutero no se desdice, rechazando la infalibilidad del Papa. Además en otra disputa con Juan Eck en 1519 Lutero rechaza la primacía romana y la autoridad de los concilios afirmando el valor único de las Sagradas Escrituras, como contenido de la fe.
Castillo de Wartburg donde es confinado Lutero tras su Desafio a Roma
Con lo que inicia su denominado Desafío a Roma, una vez condenado sin derecho a defenderse mediante la Bula Exsurge Domine en 1520. Incluso Lutero genera una disputa en la sociedad alemana entre papistas (Universidad de Colonia) y partidarios del fraile (humanistas y universitarios). En 1521 otra bula la Decet Romanum Pontificem le convierte en un proscrito religioso, social y político. No obstante Lutero va a ir gestando su pensamiento en tres grandes tratados de 1520: Tratado sobre el papado de Roma, donde sostiene que el papa no tiene ninguna autoridad divina, ni eclesial, y es inútil en una Iglesia sin jerarquías. Mientras que en su Manifiesto a la nobleza cristiana de la nación alemana desarrolla su doctrina de sacerdocio universal, todo cristiano es sacerdote, aunque afirma que las Sagradas Escrituras son inteligibles para los creyentes. Y finalmente en su Tratado de la libertad cristiana y la Cautividad babilónica de la Iglesia ataca los sacramentos, ya que sólo acepta el bautismo y la comunión, y niega la teoría de la transustanciación. Estableciendo que la libertad cristiana es puramente interior y espiritual, y si el cristiano vive según la fe es libre y no está sometido a ninguna ley ni orden. Según Touchard el pensamiento apolítico y antijurídico de Lutero “aunque revolucionario en el plano religioso, es conservador y hasta reaccionario en el campo político, al igual que en el económico o científico”. Para Lutero los príncipes “son los mayores locos y más redomados bandidos que existen en la tierra” con la única misión de defender y expandir la fe. MELACHTON, próximo colaborador de Lutero en Wittenberg, más humanista que Lutero, es el que precisa sus ideas dándoles estructura jurídica. De manera que según Touchard, Lutero contribuye a amplificar y desencadenar movimientos sociales profundos y violentos. Como el radicalismo social de la herejía iluminista o apocalíptica que deseaba volver a la pureza del cristianismo primitivo.
Excomulgado es confinado en el castillo de Wartburg, donde tradujo la Biblia al alemán (conoce en vida de Lutero unas 350 ediciones). De marzo de 1522, cuando sale de Wartburg, a 1526 Lutero se dedica a frenar a los extremistas, siendo contrario al iluminismo anabaptista, y rompe con las posiciones humanistas. Ya que mientras que los humanistas (Erasmo) creen en la bondad natural del hombre y el valor de sus actos, el luteranismo es pesimista, maniqueo y agustino, señala la incapacidad del hombre (corrupto-indigno) para colaborar en la obra de Dios. Lutero en su De servo arbitrio, en brutal respuesta a Erasmo de Rotterdam y su De libero arbitrio, reafirma su postura señalando que "la libertad del cristiano es reconocer su total impotencia. La fe es un puro don de la Gracia Divina...”. En definitiva Lutero acaba definiendo una Iglesia para satisfacer la necesidad natural de los fieles de verse encuadrados y aconsejados. Convencido de que la verdadera Iglesia no es de este mundo acepta dejarla en manos de los príncipes y magistrados, un hecho, que según Bennassar, desencadena un movimiento de pensamiento que le supera rápidamente...
Para saber más:
Obermman, H. A.: Lutero. Un hombre entre Dios y el diablo. Alianza Ed. Madrid, 1992.
Bennassar, M. B. y otros.: Historia Moderna. Akal. Madrid, 1998.
Egido López, T.: Las Claves de la Reforma y la Contrarreforma. Planeta. Madrid, 1991.
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